Ayer, estuve en la Plataforma de Nacex de Madrid y recordé que, en otra ocasión, había pensado en hacer una entrada del blog dedicada solamente a las plataformas que componen la red de Nacex, y ha llegado el día.
Todas las funciones de los componentes de nuestra red son eslabones necesarios para que los paquetes lleguen a su destino en el momento adecuado. Mucha gente no se da cuenta del trabajo y las personas que están detrás del servicio que realizamos. A día de hoy, los paquetes todavía no se tele-transportan en una máquina que hace que las moléculas se disuelvan y aparezcan en otro lugar de la geografía española sin daño alguno. Eso lo podemos dejar para alguna película de ciencia ficción, o quien sabe, para un futuro. Si es verdad que antes transportábamos mucha más documentación porque hoy en día se hace por otros medios y gracias a la firma digital hay más seguridad de quien remite dicha información. Y, según se vayan implantando las nuevas tecnologías, menos nos utilizarán a nosotros para realizar el servicio.
Aunque reconozco que con la documentación se han conseguido grandes adelantos, en tema de paquetería todavía no se ha llegado a ninguna solución, salvo utilizar el transporte, ya sea terrestre, aéreo o marítimo, pero algún tipo de locomoción se utiliza.
Debido a mi mente femenina, el hablar de rutas por carretera es como hablar del mismo diablo. Aunque hay libros que dedican su tiempo a explicar “el por qué las mujeres no entienden un mapa y los hombres no encuentran nada en la nevera”, en mi caso, y aunque soy capaz de leer un mapa (he sido durante mucho tiempo copiloto), no tengo la menor duda que los navegadores fueron el mejor invento para mi después de otro pequeño “electrodoméstico” que no voy a decir el nombre, pero que no es la lavadora.
Las rutas de mis delegaciones las organizan y preparan mis controladores de plano, hombres. Creo que es de los pocos trabajos que hay en la empresa que no sólo no quiero aprender, sino que me costaría un mundo hacerlo.
Tengo que aclarar que estas palabras no son ni machistas ni feministas, sólo que hay que reconocer lo bueno de cada uno de los sexos, y como dice el libro, si se consigue entender que cada uno es muy válido en un área, nos entenderemos mejor.
Una vez aclarado el punto, continuamos con la explicación. Si en una delegación hay que hacer rutas, ¡imaginaros en el resto de la península! Cuando miras el mapa y la ruta, parece que es lo lógico y normal, pero una vez que ya está pensada, contrastada y realizada.
Además, las rutas están vivas (no me he vuelto loca). Están muy vivas y hay veces que hasta muerden. Digo esto porque según las cantidades de paquetes, pesos, medidas y conductores, tienes que tomar decisiones tan importantes como doblar rutas, cambiar recorridos, etc. Y esto ocurre tanto en las delegaciones como en las plataformas. Además, también ocurre que una vez las rutas han salido, pasa cualquier incidencia que hace que tengas que mandar a otro conductor para seguir con ella. Esto puede ocurrir por un accidente, una avería del coche, una enfermedad de un conductor o que alguien utilice a los conductores para algún plan de locura. Ya hemos contado que, hace poco, un conductor mío se topó con un destinatario que le sacó una pistola de balines. Otro día, a la semana siguiente, a otro conductor le pusieron una denuncia por tropezar con una mujer. Esto significó que los dos conductores perdieron esos días de trabajo y los días que han tenido juicios, más el disgusto y el susto. Lógicamente, esto supuso otra nueva organización de las rutas para seguir con el trabajo. Los clientes no se llegaron a enterar de nada. Todo fue entregado correctamente y a tiempo.
Me viene a la memoria cuando un conductor se dirigía a la plataforma y se le olvidaron las palabras, no sabía donde iba, lo que estaba haciendo ni donde vivía. Saber lo sabía, pero no lo sabía explicar. Me acuerdo que la vez que le pasó la crisis más fuerte, cuando hablaba con nosotros, por ejemplo, para decir la palabra postre nos decía: “aquello que se toma después de las comidas y es dulce”.
También he contado cuando tuvo un accidente un mensajero y tuvimos que recoger los paquetes por la carretera. Al día siguiente, estaba todo perfectamente entregado.
Lo mismo ocurre en todas las delegaciones y, por supuesto, en las rutas nocturnas de las plataformas. Aquí en Madrid, hay varias personas que están desde la tarde y la noche organizando y controlando todo lo relacionado con las rutas. Hay en concreto una persona cuya imagen mía de él es siempre organizando y hablando de todos los cambios que tiene que realizar.
No sé si lo he contado en otra entrada, pero hace años tuvimos un cliente que desde Alemania enviaban unos paquetes no muy grandes llenos de botes de pepinillos en vinagre para un burguer famoso. Normalmente, no lo hacía mediante nosotros, sino por un transporte convencional. Esa vez, les había fallado, y al día siguiente, tenían que estar en los restaurantes para las hamburguesas. Eran varios tráilers y eso significaba muchos paquetes. Y como siempre, cuando otros transportes fallan, ahí estamos nosotros que nunca fallamos.
Hace poco, puse que éramos el 112 del transporte y así es. Estamos para las emergencias y lo que otros no pueden o no saben hacer.
Siguiendo con la narración, una vez que superamos la tensión de la espera de los camiones, nos pusimos como locos a teclear. Ahora, todo sería más fácil, nos habrían mandado un fichero y se hubiera hecho todo automáticamente, pero en esos años, no había llegado la tecnología de los ficheros (todavía utilizábamos los diskettes) y nos pusimos como locos a teclear, a mí me sirvió mi época de grabadora de datos. Además, tuvimos que pedir permiso para llegar más tarde a la plataforma, aunque les íbamos informando de los destinos y los kilos por sí tenían que doblar rutas. Yo iba mandando coches y furgones para que en la plataforma se fuera adelantando trabajo. A última hora, bajamos tres coches y mi furgoneta (Nissan Serena). Llego a plataforma y empecé a descargar los paquetitos, que pesaban cada uno por lo menos 10 kilos. Recuerdo al organizador venir directo hacia mí. No me acuerdo de sus quejas, mi mente sólo recuerda los dichosos paquetes y su dichoso peso y la voz de él en mi oído regañándome. Sólo quería que todo se terminara y que alguien me ayudara. Una vez que me dijo lo que me tenía que decir, se marchó. Yo terminé de descargar.
Otro recuerdo que tengo de él es en Venecia. Yo en una vaporetta, mirando las casas, los canales, hablando con amigos, relajada y feliz, acababa de empezar mis vacaciones, llevaba un día y suena el teléfono. No me dio tiempo ni a decir hola cuando recibo la regañina correspondiente. La gente de mí alrededor estaba asustada, oían los gritos y yo sin poder decir nada, pero cuando conseguí hablar todo quedó arreglado. Es lo que tienen algunas personas, que son tan buenas que tienen ese pronto, pero luego se quedan tranquilos y a gusto y hacen su trabajo a la perfección. Yo pude seguir con mis vacaciones.
Sin ellos no saldría nada adelante. Las rutas nocturnas, además, han tenido problemas de robos, han sido perseguidos y robados, incluso en marcha. Pero no sólo los Nacex, el resto también. Por eso, algunas veces, hacen los caminos juntos todas las empresas del transporte. Los conductores tienen además el GPS que sabe en todo momento donde se encuentran y que pueden localizar el vehículo en caso de robo. Y así durante toda la noche, y de madrugada, vuelta a las plataformas, a colocar las mercancías para que cuando llegan los conductores de las delegaciones se pongan a cargar y se dispongan a llevarlo a las delegaciones para controlar uno por uno y salgan a repartir.
Es un trabajo en el que todas las horas del día y de la noche hay personal trabajando para que la mercancía llegue a las manos de cualquier persona, no sólo de España sino del mundo, en perfecto estado y controlada.
Ahora, quiero hacer una mención al espantoso accidente de tren ocurrido ayer 24 de Julio en Galicia. Es horrible con tantos muertos y heridos, y sobre todo, con tanta angustia de familiares. Me ha hecho recordar el atentado de Atocha en Madrid y el sufrimiento que tuvimos todo el día, la tristeza y la pena. Aunque no teníamos directamente ningún afectado, todos tenían algún conocido. En esos momentos, me acordé de gente que llevaba sin saber de estas personas mucho tiempo, pero a todos los querías localizar para saber que estaban bien.
En otro momento, dedicaré una entrada al blog sobre este horrible día, pero hoy, quiero dedicar unos momentos a las víctimas, heridos y familiares de este sangriento. Todos estamos con ellos, no en cuerpo, pero si con el alma. Además, envío toda mi admiración a todos aquellos que estando allí están donando sangre y están ayudando. También me viene el recuerdo de las colas de sangre que hubo en Madrid. En estos momentos es donde se demuestra la grandeza de un pueblo y su solidaridad.
Carmen Ruiz Atienza