Semana Santa
Ya ha llegado la Semana Santa, una época que los religiosos lo llevan con fervor y no los no tan religiosos aprovechan para disfrutar de unas mini-vacaciones para descansar o conocer nuevas costumbres y países. Yo en realidad soy de éstas últimas, me encanta viajar y conocer las tradiciones y costumbres de los países y ciudades que visito. Aunque luego es imposible que me conozca todos los nombres por donde paso, si que recuerdo las anécdotas y lo que me cuentan los guías sobre el sitio donde estamos. No es obligatorio que salga al extranjero en estas fechas, algunas veces me he quedado en España disfrutando de la esencia de la Semana Santa.
El problema viene en el trabajo, que hay Comunidades Autónomas que hacen la festividad el Jueves y Viernes Santo y otras el Lunes, por lo tanto, a la hora de la paquetería que se recibe o se manda es un poco más complicado. Luego también tenemos clientes que no descansan ningún día festivo, son clientes que lo mismo trabajan con toda España y ya tienen el problema como además el extranjero donde hay otras festividades, menos mal que nuestros programas están preparados para que en ese caso sean los propios clientes los que gestionen su trabajo, aunque algunas veces lo tenemos que hacer también nosotros aunque en remoto.
Hay que tener en cuenta que siempre tenemos que estar en alerta, siempre tiene que haber un teléfono por si ocurre algo con algún envío. Nosotros no descansamos ni los festivos, ni los fines de semana, ni cuando a todo el mundo se le termina el horario laboral, hay que recordar que cuando las delegaciones se cierran a partir de las 20h empieza el transporte nocturno y siempre tenemos que estar en alerta por si ocurre cualquier situación que necesite de nuestra solución.
Llevamos años hablando de la unidad europea y se han conseguido grandes avances, aunque otros cuesta tomar decisiones al respecto y es debido a que todos los países quieren tener el mando por encima de los demás, es decir, una única Europa “federal” pero impongo mis ideas, eso le pasa a los alemanes, que nos han exigido ampliar la jubilación a media Europa y luego ellos se la han bajado para disfrutar mejor del clima español, mientras que nosotros les estamos sirviendo con el suero arrastrando. Pero si queremos llegar a unos Estados Unidos Europeos tienen que desaparecer los egoísmos de las naciones. Los eurodiputados, además de ir a gastar el dinero a Bruselas con viajes y manutenciones, tienen que trabajar mucho para ir haciendo que todos los países que estamos dentro de Europa consigamos ir de la mano juntos al mismo fin. Uno de las soluciones es agrupar las festividades en algo común. Poco a poco se puede ir ajustando entre todos los países. En algunos la Semana Santa coincide con la semana blanca, aunque nosotros los españoles hacemos incluso las dos sobre todo en los colegios, que no desaprovechan ninguna oportunidad para que el profesorado tenga días libres para ampliar sus conocimientos educativos. ¿Por qué es para ampliar sabiduría lo que utilizan tanto tiempo libre no? Esto es un gran problema que tenemos que adaptarnos a otros países y es como se puede trabajar y al mismo tiempo mandar a un hijo a la guardería y luego a los colegios, si los horarios no son compatibles con los del trabajo. Pero éste tema es muy largo y necesitaría una entrada del blog solo para hablar de ello. ¿Cómo compaginamos trabajo y colegios?
También opino que ya es hora que tengamos el horario que nos pertenece, el que nuestro sol y los países colindantes tienen. Sería ideal salir más pronto y tener tiempo para disfrutar de la familia, amigos, etc. Siempre estamos diciendo que los españoles trabajamos las mismas horas que el resto de los europeos, ¿pero rendimos igual? Es imposible, puesto que cada vez nos acostamos más tarde, por nuestra hora de salida del trabajo, porque no perdonamos a salir un rato, porque los programas de televisión empiezan tarde y por lo tanto terminan tarde, ¿cómo puede ser que un programa termine más tarde la 1h y luego te puedas levantar a las 6 ó 7h de la mañana y rindas todo el día? Es imposible, hacemos las mismas horas, pero no rendimos lo mismo.
Siguiendo con las Semanas Santas, os voy a contar unas anécdotas, una en Italia y otra en Sevilla, y os contaré también como es la Semana Santa de Cuenca, ciudad de mi madre hy así hay ejemplos diferentes.
En Italia, cerca de Milán hay un pueblo precioso, arriba de una montaña, aunque esto no es novedoso en Italia porque muchos de sus pueblos están arriba de una montaña, otro año que estuve en la Toscana creo que pocos pueblos no estaban a una pequeña altura. No recuerdo el nombre de este pueblo, aunque sé que era muy turístico y medieval. Era Viernes Santo. Estábamos en Milán visitando a mi sobrina que estaba haciendo el erasmus ahí. Habíamos alquilado un coche, que por cierto, es de locura como conducen los italianos, pero los de Milán no tienen nombre, les dan lo mismo los semáforos y las calles prohibidas. Después de pasar un buen atasco puesto que los milaneses también se marchaban de Semana Santa, llegamos a éste magnífico pueblo y nos fuimos a cenar, el restaurante era un sitio tranquilo y precioso, de repente sonaron las campanas de la iglesia a muerto, había muerto Cristo. Llevaba años sin oír esos tañidos y los volví a oír allí, el salto que di en la silla fue enorme y la carne de gallina estaba por todo mi cuerpo, en el cogote sentí un soplo de aire y el vello se erizó. Que conste que estaba con mi hija y mi sobrina, pero el miedo es el miedo y aunque intenté llevarlo bien, creo que el corazón me latía a demasiada velocidad. Noche cerrada, mucha gente, el restaurante de piedra antigua, mucha humedad, y las campanas sonando a muerto, creo que no lo olvidaré jamás, aunque no me acuerde del nombre de la ciudad.
Otro momento de miedo fue una visita que hice con mi hija a Sevilla, en Semana Santa. De noche, con los Nazarenos con los capirotes puestos y sólo verles los ojos, yo me pegaba un susto detrás de otro, me tocaban para pedirme paso o un cigarrillo y yo me moría del susto. Ahora como he dejado de fumar, ya no se acercarían a mí.
Como es lógico hicimos fotos de todos los pasos, incluido del Gran Poder, y cuál es mi sorpresa cuando pasamos las fotos al ordenador, que el Cristo unas veces miraba para un sitio y otras para otro. Dios que susto. No he vuelto a ver dichas fotos, las tengo guardadas en lo más profundo de mi memoria y del ordenador. Es muy bonito ver el fervor de los sevillanos en su Semana Santa. Muchos lloraban porque no podían sacar las imágenes por la lluvia. Conseguimos ver al “Cachorro” pasar por el puente de Triana antes de que se tuviera que resguardar por la lluvia, llevaba años sin salir y la gente lloraba. También es muy bonito ver como piropean a la virgen llamándola “Guapa, guapa y guapa”. Yo que no soy muy practicante, en estos momentos me vuelvo más católica y creo en la Virgen (sobre todo).
Yo a la Semana Santa la tengo un poco de miedo, supongo que me viene por las primeras que he vivido en casa, que las recuerdo tristes, sin bares, sin cines, comiendo potaje los viernes y de una gran tristeza y también por lo recio que son estas festividades en otros lugares de España como es en Castilla León y en Castilla la Mancha. Son fiestas que a diferencia de las andaluzas, se viven hacia dentro, también con devoción pero cada uno con sus caracteres diferentes. Yo sobre todo conozco la de Cuenca, por ser la tierra de mi madre, aunque tengo que reconocer que no he ido a muchas procesiones. Son unos pasos mucho más serios y tristes, nadie habla, sólo se oye la música y los pasos de los nazarenos. Con las luces de las velas nada más y el frío que siempre hace en Cuenca solo curado con el Resoli, bebida típica en semana santa, todo junto hace que cada golpe del nazareno se te hiele los huesos, y no se sabe si es por frío o por esas imágenes que parecen que te están mirando y te atraviesan. En esa oscuridad, todo parece más imponente y más tenebroso. Luego está la procesión de los borrachos que es una mezcla entre fervor y como etílico. Cada uno interpreta la fe de maneras diferentes. Algunos se fustigan para tener dolor con latigazos, se envuelven en cuerdas y tienen que ir pinchando los moratones para que sangren más y no les haga un daño mayor, otros se crucifican, etc., etc., y yo pienso que Jesús no puede desear el mismo sufrimiento a su rebaño que padeció él, digo yo.
Lo de fustigarse me ha hecho recordar una anécdota que tengo en Pastrana, ciudad de la Princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús. En la hospedería que se encuentra en las afueras hay un gran jardín, antiguamente daban la llave de una pequeña ermita que te informaban que era la primera que había hecho Santa Teresa en esas tierras, antes de estar todo el día discutiendo con la Princesa. Creo recordar que había dos plantas, en la primera era para rezar y bajando había un gran Osorio pegados los restos por toda la pared, demostraba la gran alegría que debía de vivir la Santa. Cuando te dan la llave te indican la manera de ir a la cueva donde vivió San Juan de la Cruz, es gracioso ver que dónde iba la Santa estaba el Santo. La anécdota que quería contar es que pregunté ingenua de mí, que ¿cómo voy a encontrar el camino de la bajada a la cueva? Y me contestaron, dónde encuentres unos rosales sin espinas. Al ver la cara que puse, porque tardé en coger lo que me querían decir, se echaron a reír, y entonces recordé las penitencias que hacía el pobre cuando tenía pensamientos impuros.
Lo que ha cambiado la vida y lo que pueden ser los pensamientos impuros hoy en día, pobre San Juan si levantara la cabeza, no dejaría rosal libre.
Que cada uno disfrute la Semana Santa como desee y quiera, porque lo más importante es el respeto de la libertad de las personas.
Carmen Ruiz Atienza
Imagen: Ocio por Madrid