No te imaginas lo que duele un error
En otras entradas del blog, he hecho algunas referencias de los posibles errores que se puede tener al mandar un envío. En esta voy a intentar profundizar un poco.
Como ya he dicho en otras ocasiones, los documentos y/o paquetes no se teletransportan como en las sagas de películas de Star Trek. Pasan por muchos procesos antes de la llegada a su destino y en todos los procesos hay personas. Lógicamente, las máquinas no sólo han sustituido a personal humano sino también han permitido que los errores sean los mínimos.
Uno de los adelantos que tenemos es la clasificación automática de los paquetes. Aquí, la mano humana sólo se encuentra en la fase de colocar el paquete en la cinta dónde se pesa, se mide y los manda a la rampa dónde corresponde a una ciudad. Cuando la máquina hace sonar la sirena porque ha encontrado algún error, vuelve aparecer la persona para su comprobación y arreglarlo. Antes, todo este proceso se hacía manualmente, en las delegaciones se metían los paquetes en sacas con una brida por delegación de destino manualmente. Me acuerdo del dolor de riñones de estar cogiendo paquetes y sobres e ir metiendo en las sacas, que te hacía polvo las manos. Eso sí, ahora tengo que pagar un gimnasio para hacer el mismo ejercicio que antes era gratis. En este proceso donde las plataformas hacen la clasificación automática, se han evitado cantidad de errores.
Hoy por hoy, podemos estar orgullosos de ser la empresa de transporte que menos errores tiene junto con las escasas roturas. No hay que olvidar que, la inversión es muy importante, y algunas otras empresas de transporte no hacen esta inversión en las plataformas y/o delegaciones, por lo tanto, a lo mejor, es el motivo de ofrecer los precios más baratos, pero nosotros siempre luchamos por la calidad y esto significa inversión, y esto a su vez es dinero para el negocio. Todas nuestras plataformas están mecanizadas, y además, hay cámaras de seguridad que miran directamente a los paquetes, por lo tanto, podemos comprobar perfectamente el recorrido desde la llegada a las plataformas hasta las salidas de todos los paquetes y podemos saber dónde se encuentra en todo momento, y además, lo ponemos online, así, los clientes pueden comprobar a cualquier hora por donde se encuentra su envío.
No hay que olvidarnos que hay personas también: el mensajero que recoge, llega a la oficina, se revisa, se teclea, se clasifica, se mete en la ruta para bajarlo en la plataforma, pasa por las cintas, caen en las rutas correspondientes, se carga en los furgones de las rutas nocturnas, viajan toda la noche, llega a otra plataforma, llegan los mensajeros de las delegaciones, se los llevan otra vez a la oficina de destino, se pistolean de nuevo, se reparte entre los conductores y llega al destinatario. Tengo que hacer hincapié que, cuando salen de la delegación de origen se pistolean todos los envíos para cuadrar que todo lo que se ha pedido hacer está correcto y se vuelve a pistolear en las oficinas de destino para comprobar que todo ha llegado correctamente. Es en este momento cuando si nos dice el sistema que algún envío falta suenan todas las alarmas para averiguar o arreglar el problema. Esto se suele producir aproximadamente antes de las 8h de la mañana, dependiendo de las zonas del país.
Rápidamente, todo el personal de las oficinas junto con las plataformas empiezan la búsqueda y solución del problema que se acaba de detectar. Se hace todo lo posible para que esté solucionado sin que el cliente sufra ningún disgusto o perjuicio en su envío. Muchas veces, el cliente no sabe lo que está ocurriendo y además es lógico. Pero esos momentos, horas, minutos y segundos, tengo que decir que nosotros tenemos un pinzamiento en el estómago y la yugular empieza a crecer y ensancharse.
Pocas veces no solucionamos el problema sin ningún perjuicio, tengo que ser sincera y hay veces que la impotencia te hace desesperar, pero existe. Voy a describir dos casos que me costará quitármelos de la memoria, aunque hayan pasado muchos años.
- Un jueves, un cliente muy importante del principio de nuestra andadura en este negocio nos dio una documentación para Valencia, tenía que entregarse el viernes sin falta. Hubo un accidente de circulación y el envío no llegó a su destino a tiempo. La documentación eran papeles para dar salida a un barco super grande lleno de electrodomésticos de mi cliente, todo suyos, en el puerto de Valencia. Al no llegar la documentación en tiempo al puerto, el barco no pudo descargar, y todos los electrodomésticos junto con el barco de carga tuvieron que pasar el fin de semana en el puerto. ¿Alguien sabe lo que cuesta en dinero este tema?. El sufrimiento y la impotencia de no poder solucionar el problema hizo que todos nos pusiéramos malos. Hacía poco que Nacex había empezado, el cliente era muy buen cliente, y se podía perder por esto. Mi socio de entonces el lunes fue llamado por el cliente a una reunión urgente. Como era una empresa coreana, se pasó toda la reunión haciendo reverencias como los japoneses. Venía con dolor de espalda. Pero al final, entendieron lo que había pasado y siguieron siendo clientes. Pero, nadie se puede imaginar el fin de semana que pasamos sufriendo más que el propio cliente, si se puede permitir. Aquí, quisiera hacer referencia a la manía que se tiene muchas veces de mandar los envíos con el tiempo justo sin tener en cuenta que puede caer hasta un rayo, pero en fin, es así la vida.
- Otro caso fue un Internacional. Teníamos diferencia horaria, mientras que en el otro sitio era de día yo estaba de noche y de madrugada. La aduana del destinatario, por el motivo que fuera, paró el envío y dijo que no salía adelante. No había manera de arreglar el problema. Hay que tener en cuenta que hay países y aduanas muy problemáticas. Pues el destinatario decidió que yo no iba a dormir hasta que él tuviera su paquete. Cada hora más o menos recibía una llamada de la persona, le decía que no sabía nada más de lo que ya le había informado y colgábamos. Así estuvo hasta el día siguiente, que lógicamente yo estaba despierta pero supongo que él se iría a dormir. Al final se arregló y los dos pudimos dormir tan a gusto.
Podría añadir más temas como estos, pero tengo que decir que diariamente tenemos que ir solucionando problemas, que algunos tienen mala solución, pero que son los mínimos.
Que todos hacemos nuestro trabajo a la perfección. Hay destinatarios que cuando llega el conductor y toca a su portal y no está, nos llaman y nos dicen que es imposible, que estaba esperando, y no se dan cuenta que podían estar en el baño o que habían salido un momento para comprar el pan, o lo que sea. Pero prefieren decir que no hemos ido, ¿alguien piensa que yo voy a pagar a los conductores sin tener constancia de que han hecho su trabajo correctamente?, pues que se tenga la seguridad que no. Los conductores tienen que ir muchas veces lejos, con lluvia, con nieve, con calor, con frío y hacen su trabajo, no lo dejan sin hacer.
Por lo tanto, nadie sabe lo que se sufre diariamente con este trabajo. Ningún día es igual a otro y siempre tenemos que tener rápida la mente para saber cómo actuar en cada momento. Y además, cuando alguien te está insultando por el retraso de su envío, tener la tranquilidad de no ponerse al mismo nivel, y eso claramente, produce estrés.
Pero también digo que, la alegría que se produce cuando todo está bien, no tiene precio, y nos vamos todos los días con la cabeza y el orgullo muy elevado porque hemos HECHO NUESTRO TRABAJO CON CALIDAD Y PRECISIÓN.
Carmen Ruiz Atienza