Ahora me viene a la memoria, antes de comenzar ésta andadura por el “emprendimiento”, la alegría de cómo empezó todo. Un puñado de personas -no éramos muchos- de distintos ámbitos sociales, culturales, regionales, etc., pero todos con algo en común: la ilusión.
Recuerdo una visita a Barcelona. Quedaba poco para empezar. Había que aprender a utilizar el sistema informático y conocer cómo se tenía que trabajar. Nos encontrábamos en un sitio precioso de la ciudad. Nos empezamos a conocer, saludar, intercambiar la problemática empresarial en la que nos estábamos metiendo. El programa informático no funcionó, pero no hubo desanimo ninguno entre nosotros. Con suma paciencia, estuvimos esperando hasta que nos dijeron que lo aprenderíamos en otro momento. Se hizo la teoría sin poder hacer ningún tipo de práctica. Pero no es ese el recuerdo que tengo, sino cuando nos metieron a todos en un autocar: los nuevos emprendedores y los que tendrían que apoyarnos desde la parte franquiciadora. Todos juntos. Nos llevaban a conocer la plataforma de Barcelona, donde se nos haría una recepción para hablarnos y conocernos un poco más.
Cuando llegamos era de noche. La plataforma tenía todas las luces encendidas. En ese momento, se oyeron unos gritos de ilusión y de alegría. Nos abrazamos todos, algunos llorando, otros sin saber qué decir. Fue cuando se nos vino encima la realidad de lo que estábamos haciendo y lo que se estaba empezando a construir.
Muchos de aquellos compañeros franquiciados siguen todavía luchando en el mismo “autocar” de entonces, otros se han marchado para realizar cambios en su vida personal y laboral, pero a todos los recuerdo con cariño, porque nos dejamos la piel y las entrañas en esos principios. Aunque hayan pasado 18 años, los que están aquí siguen haciendo lo mismo, sólo que con algunos achaques más, debido a la edad, que no perdona.
También recuerdo con mucho cariño al personal que representaban a la Central, y que también hoy en día, siguen luchando codo con codo con nosotros. Y por supuesto, personas que ya no están, pero que fueron creadores de lo que somos hoy, sin la menor duda.
Ese día se creó una unidad entre todos nosotros muy difícil de conseguir posteriormente. Una vez que empezamos a trabajar juntos, esa unidad se fue haciendo cada vez mayor. Tanto, que quizás es muy difícil que las generaciones posteriores de franquiciados y personal de la Central sepan comprenderla.
La inauguración terminó con una pequeña cena informal y con la visita del tenista Sánchez Vicario (fotos con él). Luego, vuelta al hotel con el ego flotando en el ambiente.
Tengo que reconocer que dicha ilusión se me repite anualmente cuando asisto a las convenciones, aunque han cambiado un poco desde entonces. No sólo las convenciones, sino también mis propios ojos.
Cuando posteriormente, en éstos años, hemos hablado de que todos estamos y seguimos en el mismo barco, siempre se me ha venido a la memoria esa noche, esas luces, esas lágrimas, esos abrazos sinceros… en fin, todo aquello que luego me dio fuerzas para superar todos los escalones, que uno por uno tendría que superar, y que hoy en día, sigo superando.
Ahora quiero hacer mención a lo contrario de lo que acabo de narrar. No me gusta hablar de lo negativo, pero para crecer también hay que tener en cuenta el entorno.
¿Os habéis encontrado en alguna parte de vuestro camino con personas que debido a su mediocridad te impedimentan tu propio crecimiento? Yo me he encontrado con varias personas así. Aunque intento huir de ellas, por desgracia, consiguen rodearte y ponerte zancadillas. ¿Cómo defino a éstas personas?
- Su verdad está por encima de la verdad de los demás;
- No están dispuestos a cambiar, ni a escuchar, ni a aprender;
- La palabra “reciclarse” no está en su vocabulario;
- Sólo son capaces de imponer su mediocridad por la fuerza y no por las palabras ni por los resultados;
- No son capaces de reconocer que sus ideas no llevan a ningún puerto.
El problema es que cuando te encuentras con este tipo de personas, hacen que la creatividad sea nula y frustrante. Puedes tener diferentes puntos de vista, y puedes convencer de lo que estás haciendo, pero, ¿cómo se puede conseguir cuando hay personas que no te preguntan ni saben ni se preocupan de otras opiniones?
La verdad tiene varias caras e incluso según el momento puede ser una verdad o puede ser otra. Hay que ser accesibles a todos los puntos de vista y cambiar según el momento o según los resultados. Si tu actitud anterior no te ha dado el resultado correcto, ¿no será más fácil pensar que es un problema tuyo y no de los demás?
Si siempre se dice que la época de crisis sirve para renovarse, las personas de las que estamos hablando se encuentran siempre en el mismo punto, y además contentas porque no escuchan otras opiniones. Pueden llegar a estropear un futuro laboral, pero no les importa porque ellos son felices, debido a que consiguen lo que su verdad les está imponiendo.
¿Conoces a alguien así? Huye de él y si no tienes más remedio que tenerlo cerca, ¡que no se te pegue nada! No merece la pena.
Carmen Ruiz Atienza