He sido Directora Regional
Ahora, me voy a ir a las fechas 2004 y 2005. Todavía no había llegado la actual tormenta y todo era crecimiento. Esto significaba que había buenas relaciones entre todos los componentes de Nacex. Estábamos perfeccionando nuestra calidad, estudiando nuevos mercados y filosofando sobre nuestro futuro. Ahora, no me acuerdo de las fechas de los acontecimientos que voy a relatar pero no deben de estar muy lejos de éstas. Éramos tan felices que hasta tuvimos dos reuniones entre la central y algunos franquiciados para filosofar sobre “donde estábamos, hacia donde nos dirigíamos y adonde queríamos llegar”. Todo en ambientes distendidos, hablando tranquilamente. Una reunión fue en Ávila y otra en Segovia. No sé si se han vuelto a hacer, pero lo que sí que tengo claro es que sólo estuve en éstas dos. Fijaros que siempre se dice que las crisis son buenas para hacer cambios y renovarse, y nosotros, antes de las crisis ya teníamos algunas reflexiones. ¡Qué pena que llegara la crisis y no tuviéramos tiempo para rematarlo con sensatez y sin prisas!
En noviembre del 2003, se compra la agencia 2826 actual y me encuentro sumergida en dichos cambios en San Fernando de Henares, siguiendo con mi “perdida de oremus”, de la cual ya he contado bastantes episodios para que se pueda comprobar. Como decía, siguiendo con mis locuras, me presento a Directora Regional zona Centro. Esta zona incluye toda la comunidad autónoma de Madrid, Castilla-La Mancha, Baleares y algunas provincias de Castilla-León. Sustituyo al anterior que era el franquiciado de Ávila. Es decir, si no quería una taza pues toma 2 tazas más, porque entonces me encontraba con la agencia 2801 San Sebastián de los Reyes (incluida la actual 2831 Alcobendas), la 2821 Tres Cantos y la nueva 2826 San Fernando de Henares. De locura, y encima, me hago Directora Regional. ¿Perdí el oremus o no lo perdí? Que conste que utilizo esta expresión porque me hacen gracia los giros que produce. Porque, además, aunque estaba separada desde el año 1999, fue en el 2004 cuando separamos las sociedades definitivamente. Fueron unos meses complicados, ya se sabe, esto para ti, esto para mí, dividir el personal, etc., pero eso es otra historia que ya contaré. Tengo que añadir que el 2004 fue también el año que perdí a dos personas que trabajaban conmigo, a Jesús (el de la nariz rota en una gincana), que era mi comercial y al mismo tiempo mi excusado, y a David, un conductor. Por lo tanto, fue un año muy duro. En la convención de Sevilla de ventas, nos dieron una estatuilla por la trayectoria comercial de Jesús. Fue muy bonito.
En nuestro capítulo V de nuestro Reglamento Operativo, es decir, junto con el contrato, le podemos llamar nuestro Antiguo y Nuevo Testamento, vienen reflejadas las funciones del consejo, las personas que forman parte y el mínimo de reuniones.
Yo creo que pocas empresas de transporte, o cualquier otra empresa que esté basada en franquicias, tienen reglado un sistema como éste. Es tremendamente interesante y, por lo menos, hace que todas las voces sean oídas. Otra cosa es que sean escuchadas. Pero no es nuestra historia y paso a indicar lo que yo he vivido.
Como he comentado, pierdo la cabeza y me meto también a Directora Regional de la Zona Centro sustituyendo a mi compañero de Ávila. Normalmente, en el mes de noviembre-diciembre, se manda un comunicado para que la gente se presente a Director Regional. Si se presentan varios candidatos, se nos informa para que votemos. Gana el que más votos saque, sin más. El anterior a mí ganó por un solo voto. A mí no me hizo falta, no se presentó nadie más que yo. El segundo año, como no se presentó nadie, tuve que continuar otro año, pero al siguiente ya obligué que alguien se presentara y fue un compañero de Madrid y Baleares.
Sería muy bueno que todos se presentaran a este cargo. No hay mucha gente que se anime, pero tengo que decir que sería muy bueno para todos que lo hicieran. Aquí, podemos hablar de la zona de confort, porque hay algunos que dicen que mejor que lo hagan otros porque lo hacen mejor, hablan mejor, se explican mejor, etc., pero son tonterías (con mi respeto) porque todos los franquiciados somos capaces de hablar de nuestro negocio, ¿a que sí? Lo que pasa que muchas veces es más cómodo que los demás hablen por ti. Yo, con dos años, ya he cumplido. Esto es como con los hijos y el índice de natalidad. Ya está hecho.
Entonces, yo no tuve que hacerme propaganda de mi misma ni pedir el voto de nadie porque estaba sola en la candidatura.
La primera reunión del consejo se hizo con todos los directores regionales, tanto los salientes como los entrantes, y se hizo en Madrid. Estaba un poco de novata, y además, habiendo pocas mujeres, pero alguna había. Ese día, recuerdo a una directora regional saliente que se dirigió a mí y empezó la frase “con mucho cariño” y me indicó algo que presuntamente yo le estaba haciendo y no estaba de acuerdo. El Consejo lo escuchó, lo analizó y no le dio la razón. Hay que aclarar que tenemos un manual en el que se explican todos los temas, y yo soy de manual, no me salto un semáforo en rojo ni ámbar ni por equivocación. A partir de ese día, cuando querían decir algo sobre mí, empezaban con la frase “Carmen con mucho cariño….”. En ningún momento tengo que aclarar que se me quitara la razón de lo que yo hacía con cariño o sin cariño, es decir, yo no estaba equivocada.
También me gustaría aclarar que siempre he tenido complejo de “sorda”, es decir, que aun siendo joven (¿no pensemos otra cosa, eh?) no oigo muy bien cuando me susurran algo en el oído y mi tono de voz es fuerte, por lo que, he ido muchas veces al médico diciendo que soy sorda o casi, pero él se empeña en que soy normal y que oigo normal, pero yo sigo sin escuchar lo que me dicen en el oído. Esto viene que un compañero andaluz de esa época, al cual le adoro, me contó en las primeras reuniones algo suyo personal. Después de hacérselo repetir 3 veces y para que no pensara que estaba cerca de tener un retraso mental, hice como que le entendía. A la siguiente reunión le pregunté por lo que yo pensaba que me había contado y me miró a punto de llevarme a un manicomio. Había oído justo lo contrario. Dios, ¡que vergüenza! Mis primeras reuniones y empezaba “con mucho cariño” y entendiendo lo contrario de lo que me decían.
Cada mes, estábamos en una ciudad de España. Además, se invitaba a un delegado de la zona para que también asistiera a estas reuniones.
La primera reunión en la que ya estábamos los miembros del Consejo entrantes se hizo en Marbella, en el hotel Guadalpin, ¿os suena de algo? Corría el mes de abril. Alucinante, la habitación que me tocó era casi como toda mi casa, y algunas habitaciones tenían jacuzzi. Era febrero y no se podía utilizar porque estaba en la terraza aunque no hacía mal tiempo. Se empezó la reunión en un salón que daba a una terraza con una bonita brisa de mar, y comenzó lo bueno, el trabajo, el conocimiento de la situación, la realidad, las personas, ¡Madre del Amor Hermoso! No sabía si salir corriendo o seguir sentada en la silla, pero rápidamente me puse a tono y pim pam, se siguió el ritmo y se empezó a trabajar dando ideas, soluciones, etc. Lo que hiciera falta para el bienestar de la RED.
También fue la primera vez que en la cena nos siguió un camarero porque no habíamos pagado. Esto es fácil. Entre tantas personas, que pago yo que pagas tú, se levantaron los que tenían que pagar pero no lo hicieron, y cuando salimos, vimos a los camareros corriendo detrás de nosotros gritando que les pagáramos. Yo al ser de Madrid, y “no tener playa”, estaba absorta mirando el paseo marítimo, buscando una terracita para tomar algo con mis compañeros antes de acostarnos, mirando las estrellas, y de repente, alguien que me sujeta el brazo para que pagara. ¡Yo no tengo que pagar! Pero si lo tenía que hacer pues lo hacía porque hacerlo para nada es tontería, pero que quede claro que nadie me lo había dicho. Pero no era yo la que tenía que pagar, y al final, así se hizo.
Mi antecesor, compañero de Ávila, claro era hombre, por lo tanto, se repartían puros, y luego, se echaban una partida de mus, y yo, con mi llegada, les estropee todo. Aunque tengo que decir que, sé jugar al mus y creo que bastante bien, pero no tuvieron ninguna intención de jugar, y lo del puro, como que no tenía complejo de Sara Montiel, pues no pude compartir esos momentos masculinos tan especiales.
Cada mes, estábamos en alguna ciudad de nuestra hermosa geografía. No me daba tiempo a conocerlas, aunque sí los aeropuertos. Se llegaba con el tiempo justo para la reunión, nos encerrábamos en la sala del hotel, se terminaba el día y llegaba la noche, tiempo para una ducha y a cenar. Se terminaba de cenar y como mucho una copa y a la habitación. Al día siguiente, vuelta a empezar y reunidos hasta que salieran los aviones para los distintos destinos. Y nos faltaba siempre tiempo, no podíamos terminar con todo.
Si no recuerdo mal, en el aeropuerto, cuando estuvimos en Gijón, fue complicado. A la vuelta teníamos overbooking, y posiblemente, no tuviéramos plaza. De repente, tenía en mi mano la tarjeta de Iberia Plus, me la dio la recepcionista y anunció que las personas que tenían dicha tarjeta podían pasar, pero por los pelos. Tengo que decir que, un poco más y conozco Gijón. Me había sacado la tarjeta pero no sabía las ventajas que podía tener, y además, tampoco me gustaba utilizar ciertos “privilegios”. Yo en mi línea, aunque en este caso lo hice.
Aquí, voy a hacer un pequeño paréntesis sobre mi recorrido por la historia de mi etapa de dirección regional, porque al hablar de aeropuertos me acabo de acordar de otra experiencia que he tenido con los aviones.
Mis padres ya son mayores, y mi padre, en concreto, se quedó ciego hace años. Antes que estuviera totalmente ciego, le lleve a visitar a los familiares que tenemos lejos de Madrid. Francia y Tarrasa. En el caso de Tarrasa, lo que hice fue reservar plaza en primera, toda contenta yo, porque también iba a ser la primera vez que yo hacía un viaje de ese estilo. Ellos no lo sabían y quería darles una sorpresa. Resulta que empezamos con que nos cambiaron de puerta donde estábamos esperando, y además, en vez de llevarnos por la pasarela hasta la entrada del avión, nos metieron en un autobús hasta el avión. El problema fue que, en el mismo autobús, había todo un equipo de baloncesto. Y ahí nos veis, a tres enanos entre unos deportistas de élite, que además, eran muy graciosos, pero yo era incapaz de mirar hacia arriba sin troncharme la columna. Hay que tener en cuenta que mido poco más de metro y medio, aunque con los tacones disimulo un poco mejor. Inexplicablemente, el autobús se paró sin llegar todavía al avión ni tampoco abrir las puertas. Yo me sabía de memoria todos los botones que tenía el cinturón de la persona que tenía enfrente y creo que era el cinturón porque debía de estar más colorada que un tomate porque el autobús estaba lleno no, lo siguiente. Y nada, que eso no se ponía a andar para mi mayor vergüenza. Encima, tuve que explicar a unos mayores que estaba pasando sin siquiera yo saberlo. Pero los deportistas se pusieron a contar chistes, muy graciosos ellos, pero yo no sabía si al mover alguna parte de mi cara la cosa podía empeorar y bastante. Al final, nos pusimos en movimiento y subimos al avión por la parte de atrás. Entré a la primera clase, los del baloncesto se quedaron en turista. Tengo que decir que, no me acuerdo del nombre del equipo de baloncesto, pero lo que sí que me acuerdo es que la persona del cinturón era un famoso jugador de baloncesto casado con una famosa que tuvo un hijo y luego se separó, ¿os suena?
Ya tenía una anécdota que contar de este viaje, en cuanto se me pasara el rojo de la cara. Vi a las azafatas muy atentas y muy nerviosas. El avión no despegaba. Por delante entró gente que miraba, revisaba asientos y salía de nuevo. Las azafatas empezaron a hablar en clave: “ya llega, ya entra, ya pasa” y, ¡zas! De repente, delante de mí, por la puerta delantera del avión, vi unas grandes piernas, empezaron a subir la mirada y la cabeza. ¡Más altos no por favor! Y, me encontré con los ojos del Príncipe Felipe. Dios, si soy republicana y, de todas maneras, me pongo nerviosa. ¡Qué alto es! Seguía sentada, cualquiera se levantaba, y además, que guapo es. Por aquella época, era cuando se decía que estaba con Eva Sannum y en los periódicos salían fotos de ellos en una boda, aunque no me acuerdo muy bien. Se puso atrás de todo. Yo intentado explicar a mis padres que estaban viendo bien y que teníamos un compañero de viaje especial. Llegamos a Barcelona y yo cogí a mis padres para dejar que el Príncipe pasara delante, él me dijo que no, que esperaba detrás. Al parar el avión, ambos sacamos de nuestros bolsillos los móviles, eran los mismos, ¡qué genial! Seguía nerviosa y me decía: pero si eres republicana, pero imponía. La verdad es que, sin querer, ese día, di una buena sorpresa a mis padres. Otro día, vi a la Reina, pero ya es otra historia.
Siguiendo con nuestras reuniones de Directores Regionales, tengo que decir que la mayoría las hacíamos en Madrid y en Barcelona. En noviembre, fue en Lisboa junto con la convención Nacional, yo no asistí a dicha convención, porque como he contado al principio, en julio, se produjo la separación de sociedades y como el título de transporte lo ponía mi ex, tuve que examinarme en noviembre de la OT. Aprobé y me dieron la noticia en diciembre. Me hizo muy feliz.
En 2005, empezamos en enero en Sevilla junto con la convención de comerciales. Tengo que decir que si las reuniones eran largas, cuando además coincidían con las convenciones, se hacían más pesadas todavía.
En junio, estuvimos en Hondarrubia, donde tengo que decir que se come muy bien, y en julio, en Sitges, ciudad muy bonita. Fue también un consejo interesante. Además, recibimos la visita de Miguel de Logista, el que en otra entrada del blog había venido a visitar mi delegación porque quería comprar una franquicia y terminó comprando toda la red. ¿Os acordáis?
Y en noviembre, otra vez de convención, ésta vez en Port Aventura. Tengo que decir que yo soy miedosa por naturaleza y en estos sitios sólo subo a los caballitos y con mucho cuidado.
En todos los sitios donde estábamos, nos llevaban a cenar a unos restaurantes donde podíamos degustar buena comida, salvo cuando veníamos a Madrid. Un día lo comenté, dije que en Madrid también había buenos restaurantes. Entonces, una vez eligieron un restaurante que es el que van los jugadores del Real Madrid, y claro, fue un fracaso ¿Cómo se les ocurre llevar a este sitio a unos forofos del Barça? No les gustaba nada, ni la comida, y mira que en Madrid, tenemos buenos restaurantes y éste es uno de los mejores. A mí me encantó y cené muy bien.
También quiero añadir que, las cenas eran las que hacíamos en los restaurantes, porque las comidas las hacíamos en el hotel o bien nos la traían en las plataformas de Madrid y Barcelona.
Pero, aparte de este repaso que he hecho de las ciudades que visitamos en esos 2 años, tengo que decir que, trabajábamos mucho y no daba tiempo a terminar todos los temas, por lo tanto, se seguía con multi-conferencias o video conferencias. Es un trabajo muy interesante.
Durante estos años, aprendí mucho más del transporte, de las personas, de la empresa, de todo. Aunque es duro, un compañero me dijo una vez que yo “vivía en los mundos de Yupi”. Es verdad, prefiero no ver ni vivir ciertas cosas, pero aun así, se consiguieron aportar muchas cosas porque el consejo está vivo y, día a día, año tras año, se aporta lo bueno que todos tenemos en esta santa casa.
¿Qué os parece esta democracia que tenemos en Nacex?
A mí me enamora, me ilusiona, me apasiona, me hace crecer, me admira, me encanta ver como no estoy sola, que puedo salir de mi zona confort apoyada por un gran grupo de empresarios y emprendedores, con el mismo fin por alcanzar, y siguiendo con “mis mundos”. Como diría Vicky el vikingo, dando un salto lateral con las piernas: “estoy entusiasmado”.
Carmen Ruiz Atienza