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Dichosas Aduanas

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Esta entrada del blog la quiero dedicar a lo que más me costó aprender en este trabajo. Lo quiero hacer desde el punto de vista del desconocimiento y aderezándolo con un poco de humor, pues los temas serios relacionados con las Aduanas ya se reflejan perfecta y correctamente en nuestras hojas web y condiciones generales.

Actualmente, cuando explicamos a un cliente éste tema, nosotros mismos nos damos cuenta de que es difícil de entender, pero más todavía de hacer que se entienda.

Cuando yo llegué al transporte, como he comentado en otras ocasiones, venía de la función pública. Canarias, Ceuta y Melilla eran ciudades españolas que estaban ubicadas un poco más cerca de otro continente e incluso dentro de otro continente, pero españolas. Estoy segura que cuando entramos en la Comunidad Económica Europea, actualmente Unión Europea, se comentaría que estas ciudades tendrían un trato diferente, pero no se llega a pensar en las posibles diferencias. Ya éramos europeos, se terminaban las aduanas para pasar a otros países como Francia, ya no existían los aranceles, etcétera, etcétera. Entró en vigor un nuevo impuesto, el I.V.A., y todo estaba sujeto a ello y todos teníamos la obligación de pagarlo. ¿Todos? Pues no, y aquí es dónde entraba lo que era difícil de digerir. Este impuesto no se aplica en estos territorios. En Canarias se cobra el IGIC y en Ceuta y Melilla el IPSI. Cuando empiezo a trabajar en el transporte, comienzo a descubrir este mundo de impuestos especiales, agentes aduaneros, aduanas de península, aduanas de las islas, que si un DUA se paga en origen y el DUA de la isla por el destinatario, que si me niego a pagarlo, que si esto es alto valor, que si es bajo valor… Tendríais que verme explicar al personal este tema, parezco un teleñeco y me muevo a la derecha y digo “ahora estoy en la península” y explico lo que se paga, ahora doy un salto a la izquierda y digo “ahora estoy en las islas” y vuelta a explicar. ¿Me he explicado bien? ¡Sííííì! Pues va a ser que NOOOOO, porque vuelta a comenzar.

Resulta un verdadero suplicio explicar que casi es más barato mandar algo a Rusia que a estos destinos a todos aquellos clientes que quieren mandar algo allí por primera vez. Porque la verdad es que algo incomprensible; ¿Cómo cuentas que el papel no genera gastos salvo que pese 5 kilos o que un paquete pueda tener un valor pequeño y ser bajo valor y si pesa más de 39 kilos ya pasa a ser un alto valor? De locura ¿verdad? Y podemos añadir circuito verde, naranja y rojo y la problemática que supone si un envío entra en algún circuito de éstos. Nosotros hemos tenido algunos circuitos naranjas, hace poco uno, y el cliente no entendía nada de todo aquello que Hacienda nos estaba pidiendo, porque señoras y señores, es Hacienda en este caso el que pide o paraliza.

Anécdotas ocurridas con las Aduanas

Tenemos anécdotas con las Aduanas, las cuales quizá ya he explicado, pero siempre es interesante volver a recordarlas:

  • Para los envíos para estos destinos hace falta factura original y 5 copias que una de ellas tiene que ir pegada al paquete. En esa factura aparte de poner el valor de lo que se manda hay que hacer una descripción de ello. Puede ser un video no apto para menores, con su título bien identificado, o puede ser un juguete erótico con la descripción de su utilidad. Cuando los destinatarios de las islas recibían o reciben estos envíos normalmente lo piden que se entregue en su trabajo, por lo que todos sus compañeros pueden averiguar sus deseos más internos. Nos llamaban para decir que por favor, no lo pusiéramos a vista, pero les teníamos que contestar que nos obligaban así desde las Aduanas y que era imposible. Esto nos ocurría mucho antes porque teníamos un cliente que vendía todo tipo de aparatos o juguetes para el maravilloso público del “orgullo gay”, entonces es lógico pensar que no les gustaba que se describiera el contenido ¿verdad?
  • Otro cliente nos hizo una declaración incorrecta conscientemente aunque nosotros no nos lo podíamos imaginar. Se dedicaba a piensos de animales, hace la factura con la comida correspondiente, paran el paquete, lo miran, y resulta que dentro había una cámara de fotos en vez de piensos. Esto es mentir, luego le tocó pagar la multa correspondiente, creo que se le quitó las ganas de mentir más. El problema es que cuando ven algo incorrecto no es que paren un paquetito, es que paran toda la remesa de paquetes y tenemos el problema para el resto de los clientes que hacen las declaraciones correctamente. Esto nos pasó al principio, nunca más se nos ha dado un caso como éste.

Lo que nosotros hemos aprendido de Aduanas no tiene nombre, somos unos expertos ya en casi todo, además hemos tenido la ayuda de Julio siempre, que para nosotros es el Dios de las Aduanas y nuestro gran apoyo. Gracias por ser como eres.

Otro día hablaremos de las aduanas de los países terceros, que los entiendes un poco mejor, pero jolines lo que duele que con Gibraltar tengas que hablar de libras gibraltareñas…

Pero otro día hablaremos del “Gobierno”.

Y nevó en Madrid

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Ya hemos puesto por escrito o en el pensamiento todas aquellas buenas intenciones que vamos a conseguir para el 2014. Casi no han pasado ni 15 días y ya parece que los buenos propósitos vuelven a cambiar según las nuevas necesidades que hacen que cambien las prioridades. El problema viene cuando los cambios se producen porque a las personas a las que has confiado una obra u otro tema no cumplen con lo que prometen. Llevo ya un tiempo que estoy diciendo en voz alta palabras que no me gusta repetir pero que por desgracia es la realidad en la situación actual. Parece que hay un grupo de “profesionales” (entre comillas) que no les importa cobrar una buena cantidad de dinero por hacer alguna reparación y/o obra, pero que no cumplen con las expectativas puestas o con el precio cobrado, y al final te intentan dejar como que la idiota eres tú. La frase que digo es que aun estando en el siglo XXI, estamos en un país de “ñapas” y de machistas, porque al día de hoy les cuesta dirigirse a una mujer para explicar temas técnicos que en realidad al final lo que quieren es liar la realidad. Pero de este tema creo que haría falta un escrito mucho más largo y una entrada única del blog, pero me da pena ver como se cobran unas cantidades exorbitantes de dinero en las obras pero que luego tienes que seguir haciendo más obras por las chapuzas que se hacen. ¿Y no os pasa a vosotros que llamas a un electricista, o fontanero u otro gremio y siempre os dicen que lo que ha hecho el anterior lo ha hecho mal? Pero es que lo malo es que lo arregla, se vuelve a estropear y el siguiente que viene te dice lo mismo. Es desesperante, pero como digo, haré una entrada del blog muy extensa de nuestras vivencias con respecto a las obras.

Hoy quería hablar de la nieve. Durante éstos días hemos estado oyendo la ola de frío que había en Norte América. Es impresionante, sólo el decir las temperaturas a las que estaban y ya te entraba un escalofrío por la espalda. La ropa se congelaba a los cinco minutos de estar al aire libre, el agua caía en forma de nieve antes de llegar al suelo cuando se hacía el experimento de tirarla en la calle ¡agua vaaa! y terminabas casi con un pedrusco en la cabeza.

Y con todo me ha hecho recordar algunas nevadas aquí. Madrid es una ciudad que nieva poco, muy poco. Cuando yo era pequeña recuerdo más nevadas y ver desde la ventana de mi casa como las personas intentaban caminar aunque algunas no lo conseguían y terminaban con los huesos en el suelo. Eso suponía luego alguna pierna o brazo roto.

Pero luego se ven pocas veces nevar y sobre todo que cuaje, porque agua nieve si lo hemos visto, pero que dure la nieve lo suficiente es lo raro.

Si es verdad que normalmente en febrero es más fácil que se tenga más frio y podamos ver algo de nieve, pero es difícil. Aquí no estamos preparados para esas temperaturas y sobre todo para conducir como ellos lo hacen.

Voy a contar la historia que me ocurrió sobre el 2009 y un día que nevó en Madrid.

No me acuerdo si en los telediarios del día anterior estaban anunciando que nevaría en Madrid capital, porque en la Sierra siempre hay nieve, pero otra cosa diferente es en las cotas bajas. En otra entrada hablaré de lo bonito que es Madrid y sus sierras y pueblos, pero ahora hablemos de ese día en concreto.

Mi hija, que salía antes que yo de casa, me avisó que estaba nevando y que mejor me quedara en casa, pero yo dentro de mi cabezonería típica pensé que tampoco podría ser tanto y ni corta ni perezosa salí con mi coche a intentar llegar a San Sebastián de los Reyes. La salida que utilizo para llegar al trabajo es la salida 18, esto significa que está a 18 kilómetros de la puerta del sol (más o menos), pero teniendo en cuenta que yo vivo en la zona norte de Madrid, significa que estoy mucho más cerca, sin atascos tardo 15 minutos en el recorrido, con los atascos típicos de Madrid, podemos tardar horas.

Pues salgo a coger mi coche y veo que está nevando, pero pienso que como siempre, no iba a cuajar. Despacito y buena letra vamos conduciendo, cada vez la nieve se hace más espesa, pero me queda poco para llegar y esto está chupado. En otras ocasiones había hecho patinaje artístico con el coche, pero esta vez no había hielo, era nieve en polvo, como dicen cuando dan el estado de las pistas de nieves. Había dejado de fumar ese día, muy mal día para dejar de fumar, era el número 5820 de intentos de dejar de fumar o a lo mejor era más, pero me había levantado pensando que el propósito de ése año era dejar de fumar y ahí estaba, sentada en mi coche, yendo despacito porque la nieve era cada vez más espesa. Quito la música y empiezo a escuchar la radio para saber las noticias que estaban dando. Las máquinas quitanieves estaban atascadas y no podían avanzar por los coches y que no se saliera de casa. Bien, yo estaba a penas 5 kilómetros de mi trabajo, no puede ser malo. Dan las noticias de que muchos conductores están dejando en la cubeta de las carreteras los coches, por imposibilidad de continuar el camino. Que exagerados, total mientras que tenga mi radio, mi calefacción y despacito vayamos andando, no puede ser tan malo. De repente, a la altura de Alcobendas nos paramos, ya no andamos ni mucho ni poco, nada de nada. Bueno, no pasa nada, estoy cerca y no puede ser tan grave el tema. Cada vez nieva más y va pasando el tiempo, los minutos, las horas y sigo en el mismo sitio. Miro y veo que la gente deja tirado el coche y se van, empiezan a andar. Algunos lo dejan en un lado, pero otros en mitad de la carretera, cansados y/o hartos, y yo pienso, que no me pase con ninguno que se encuentran delante porque a ver como consigo girar el coche, hay que tener en cuenta que todo el tiempo que estamos parados, sigue nevando, por lo tanto, nos empieza a rodear la nieve por las ruedas, a la hora de volver a movernos, tenemos unos bultos alrededor de las ruedas que hace que sea más difícil.

Y yo sin fumar, la gente empieza a salir de sus coches para ir de uno a otros pidiendo tabaco. Pienso, no es mala idea, pero se me adelantan y el que está justamente delante de mí le acaban de pedir varias personas y ha dado varios cigarrillos. Me da vergüenza pedirle más y ahí estoy aguantando sin fumar. Recibo llamadas de todo el mundo porque están preocupados por mí, y yo esperando que se desbloqueen los quitanieves y se consiga pasar. En la radio se oía que una de las peores carreteras era la de Burgos, la mía, pero a mí me quedaba pocos metros para conseguir salir de éste atasco. Tampoco se estaba echando la sal pertinente, todo eran discusiones entre los políticos echándose las culpas unos a los otros, pero nosotros atascados y ya llevaba más de 3 horas. Los helicópteros estaban encima de nuestras cabezas, no si al final nos van a tener que sacar a través de ellos. Pero no, no eran de auxilio, eran de las televisiones para grabarnos, me llaman, me están viendo en la televisión, yo a esas alturas estoy como para televisiones ni noticias, me duele el culo de estar tantas horas sentada y quiero un cigarrillo. El cuerpo empieza a hacer estragos, tengo hambre, no he cogido nada para comer de casa, tengo sed, me da ganas de chupar la nieve, pero está pisoteada, y ahora tengo una necesidad fisiológica, quiero “mear”, cada vez las ganas son mayores y empiezo a sudar, pero no de calor, sino de impotencia, no sé cómo me las voy a apañar en esos momentos. En esto que miro con mayor precisión a mi alrededor y veo a muchos conductores hombres saliendo de sus coches, sacando su aparato urinario y mear delante de mis narices. ¡Qué fuerte! yo aguantándome, cruzando las piernas, y ellos ahí, en cualquier sitio y sin ningún pudor, ¡por lo menos abre la puerta y ponte detrás! Digo a uno de ellos que es el que está más cerca de mí. Estoy sin fumar, sin comer, sin beber, a 5 metros de mi salida y que no hay ningún coche atascado, con ganas yo también de “hacer aguas menores o mayores” según vayan pasando las horas y encima de todo esto, tengo que ver el “órgano” a unos hombres que por cierto, no eran espectaculares, debía de ser por el frío.

El tiempo pasa y yo cada vez  veo más cerca la salida, consigo subir la cuesta sin irme para atrás con el coche, los nervios los tengo a flor de pie. Sigo contestando a las llamadas, estoy bien, no he tenido que dejar el coche, pero prepararme unos cigarros y un buen café.

Una vez que consigo salir del atasco, llevo más o menos unas cuatro horas para 2 kilómetros, decido, ahora sí, dejarlo aparcado y seguir andando por la nieve. Gracias a Dios, no soy tan tonta y ese día llevo unas botas camperas sin tacones. Aparco y pienso no puede ser esto tan difícil y llegaré antes andando. La primera calle es de bajada, todo va bien, salvo que la nieve me llega a la altura de la rodilla. Una nieve preciosa, sin pisar, yo era la única descabezada que estaba por ahí pisando la nieve, una gozada, pero muy duro, tenía que hacer mucha fuerza para sacar las piernas y dar unos pasos. Llego al final de la calle y ahora venía lo más difícil, tenía que torcer y subir por la mía, una gran calle recta pero de subida, con una buena cuesta. Poco a poco, empiezo a subir. No levanto la cabeza, siempre mirando para arriba. Oigo voces de ánimo y de risas, miro, ya estoy llegando a la nave, pero las voces son de mis chicos, ellos después de las risas vienen la seriedad “pero si es la jefa”, salen a ayudarme un poco, porque tampoco pueden mucho, salir de la nave es una pista de patinaje.

Lo he conseguido, con las piernas temblando, con frío y con el resto que llevaba, conseguí sentarme en mi silla y relajarme.

Los políticos seguían discutiendo entre ellos, llegan las maquinas quita nieves, echan sal y sale el sol, y se acabó los problemas.

Hubo gente que no pudieron llegar al trabajo y que tardaron un poco más en salir de esos atascos.

También tengo en el recuerdo una de las llamadas recibidas. Un cliente estaba llamando a la oficina, estaba atascado en la misma carretera que yo, pero en el lado contrario, yo dirección a Burgos y ella dirección a Madrid. Pero estábamos en la misma situación. Nos estaba llamando porque como ella no podía salir del atasco nos estaba mandando a nosotros que hiciéramos lo que ella no podía. Claramente le dijimos que nosotros tampoco podíamos salir, primero porque era imposible mover ningún coche y menos una furgoneta o furgón, y por otro lado, porque no quería que nadie se jugara la vida saliendo con el coche hasta que el tiempo no mejorara. Dicha cliente no lo entendía y estaba empeñada que lo teníamos que hacer. No había manera de hacerla entender que era imposible y que además no disponíamos de helicópteros. La verdad es que algunas veces me deja asombrada hasta dónde llega la insensibilidad de las personas, consciente de que era imposible no solo para ella sino para el resto de los humanos, estaba utilizando su posición de cliente y de buena cliente para conseguir sus objetivos y además con gritos y malas palabras. Yo creo que algunas veces las personas nos utilizan como terapeutas para pagar con nosotros todos aquellos complejos o inseguridades que tienen ellos mismos o en sus propios trabajos. Es típico ver personas que en sus trabajos están bastantes castigadas y que para no verse tan pequeñitos lo pagan con nosotros a base de gritos y malas contestaciones, pero nosotros podemos con eso y con mucho más. Como puse en otra entrada del blog, al final, si llegan a escucharte se dan cuenta de la barbaridad que pueden decir.

En algunas ocasiones están las televisiones hablando de algo que ha pasado en alguna parte de España, terremotos, nieves, lluvias, ríos, etc., y te llaman diciendo que dónde está el envío, pues está bien custodiado, hemos tenido suerte, ¿pero se va a entregar? pues si cogemos una zodia y salimos rápidamente a entregar, o saltamos entre los escombros para entregar el envío en un edificio que está caído, eso sí, podemos dejar el aviso en alguna piedra que haya sobrevivido. No son muchos los casos de éste tipo que se nos da, normalmente la gente tiene conocimiento de lo que pasa en España y ante tragedias así saben reaccionar con lógica, pero hay personas que no tienen ninguna sensibilidad y te lo sueltan, pero nosotros, hemos podido con todo y con mucho más.

La moraleja de ésta historia, es que no te hagas la valiente y sal de tu casa siempre, desayunado, meado, fumado (esto suena un poco mal) y lo que necesites, que sabes cuando sales pero nunca sabes cuándo puedes llegar a tú destino, eso sí, siempre llega adonde tengas que llegar, que más vale perder un minuto de tú vida que la vida en un minuto.

Y como consejo a aquellos hombres que aunque la naturaleza les ha dado un miembro que lo puede sacar a pasear en cualquier sitio y en cualquier momento, un poco de pudor no les vendría mal, que los demás, a ciertas horas y de desconocidos, no tenemos ganas de ver intimidades viriles.

Menos mal que en el centro de Madrid, nieva poco.

Carmen Ruiz Atienza

Historia de Halloween 5: El enano informático maléfico

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

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Cada vez que pienso en esta historia, los pelos de mi cuerpo se ponen como escarpias, el sudor sale de mi cuerpo con una frialdad que hace que se estremezcan todos los huesos y aparezca la carne de gallina. Por desgracia para mí, es una historia que no para de ocurrir ni de crecer. Cuando parece que estamos unos días más o menos tranquilos, los enanos informáticos hacen posible que no se nos olviden que existen y que, aunque no sepamos donde se encuentra, EXISTEN. Son como las brujas, verlas no las vemos, pero están rezagadas en algún lugar del Universo y cuando menos lo esperas saltan a tu espalda.

En este caso, saltan de frente, miras la pantalla, la miras, la miras, y la vuelves a mirar, y todo está en el mismo sitio, no se ha movido ni un ápice. Te levantas para estirar las piernas, vuelves y sigue, y sigue y sigue en el mismo sitio. Pero, los enanos están trabajando, lo sabemos, porque de vez en cuando, no funciona nada, se apaga y aparece una pantalla negra. En otras ocasiones, cuando has conseguido avanzar el trabajo, mirando el reloj para conseguir salir pronto, lo que ocurre es que se cierra el programa, justo cuando estabas a punto de imprimir, todo perdido, de nuevo a comenzar. Tu cara parece un cromo, pegado a una pantalla de ordenador. La locura aparece en tu mente y ves a cientos de murciélagos que se van dirigiendo a tu cara, mueves los brazos con espasmos para quitarte su pegajoso contacto, pero es imposible. Los enanos han hecho que salgan automáticamente para hacer que pierdas tiempo y no te des cuenta de todo lo que todavía queda por hacer de trabajo.

Pero, estos enanos tienen vida propia, podemos llamarlos los elfos de los microchip. Cuando deciden salir a molestar, el ambiente se vuelve enrarecido, podemos ver rayos y truenos encima de nuestras cabezas, las venas de la garganta se hinchan y se ponen de color morado Semana Santa, los ojos se salen de las órbitas y mi color de ojos se convierte en un negro tenebroso -sobre todo teniendo en cuenta que son verdes-. Y lo malo es que son los Reyes del Mambo. Con el Papa hemos topado, querido Sancho.

Los informáticos deciden lo que te viene bien, lo que no te viene bien, cómo tienes que trabajar, cuando no puedes trabajar, etc., etc., Por eso, el cuento más tenebroso, lúgubre y triste de Halloween se lo dedico a esos desgraciados enanos que están en los chips de los ordenadores y que no salen cada 1 de Noviembre para celebrar la fiesta, están todos los días en nuestras oficinas, en nuestras casas, en la calle, en el espacio, en todas las partes, riéndose de nosotros y pensando “Esstaaisss eeen nnnuuuestttrasss mannnnos, insignificantes humanos”.

Historia de Halloween 4: El comercial diabólico

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

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La vida de un vendedor siempre es complicada y más aún cuando entras en sitios que nunca has estado y abres puertas que no sabes a qué o a quién te vas a encontrar detrás. Pero, hay que pisar fuerte y no parar ni acongojarse y hasta el fondo, pero con educación claro está.

Os voy a contar una historia terrorífica que viví en una de mis últimas visitas en las que intentaba cobrar unas facturillas que se habían olvidado.

Ese día, recuerdo que me levanté con un fuerte dolor de cabeza. Normal -me dije-, era el típico día nublado, húmedo y con mucho viento (de los mejores días para vender, ya que no hay muchos en la calle vendiendo, pero quizás no lo era para cobrar facturas pendientes….)  Aparqué en la puerta del cliente, era una fábrica muy grande, muy vieja por fuera y parecía incluso hasta abandonada. Solo su presencia desde fuera te daba repelús. ¡Madre mía, donde me estoy metiendo!

A lo lejos vi la caseta de seguridad y me dirigí hacia allí, me fijé que por la noche se debía de haber caído un cartel de publicidad gigante, debió de ser por el aire que hubo esa noche,  pero menos mal, por cinco metros de distancia no cayo encima de la caseta del vigilante que estaba al lado, sino hubieran acabado papilla, sentí de nuevo el repelús por la espalda de pensarlo.

Llamé al vigilante y se abrió una ventana, me asome y vi a un tipo que mediría dos metros de altura, un poco entrado en carnes (se le salía la camisa por debajo de la chaquetilla…), el cual, sin soltar un pedazo de bocata de chorizo, me dijo: ¡Dime, qué quieres! (Me dije: pues empezamos bien) Vengo a ver a “X” por unos asuntos que tengo pendientes de tratar con él. El vigilante gigante, me dijo con su tono de voz tan amable y con una peste de chorizo que daba miedo: “Tienes que atravesar toda la fábrica andando, porque no puedes entrar con el coche, serán unos 2 km. Ten cuidado con los camiones que no respetan a nadie y cuando veas una puerta naranja, te metes, que por allí estarán”. Con determinación, le dije: “OK, voy para allá”.

Esta fábrica es enorme y las “carreteras“ de acceso hasta donde tengo que llegar son laberintos muy estrechos y no paraban de pasar camiones gigantes, a bastante velocidad, entre mi persona y los camiones no había mas de un metro de separación, cada vez que me cruzaba con uno, me paraba y pegaba la espalda a la pared. Y solo veía camiones y ventanas, pero no veía a ninguna persona, aunque me sentía como si estuviera observado en todo momento. Tras cruzarme con 6 camiones, por lo menos, y verme casi atropellado, conseguí ver la maldita puerta naranja. Llamé a la puerta y allí no abría nadie, seguía sin ver a ninguna persona.

Me dije: no voy a llegar hasta aquí para nada. Así que, agarré la maneta de la puerta con decisión y abrí. Me dio en la cara una sensación de frío, humedad y un olor súper fuerte, que me hizo parar. Pero igual que antes decidí que tenía que seguir, subí unas escaleras y llegue a otra puerta con ventana de cristal. Me asomé, llamé y allí no había ni Dios. Así que, abrí la puerta y: “Hola! hay alguien?” y nada…. de repente, el olor que sentí al abrir la puerta se había duplicado y era hasta insoportable, mezcla de rancio, quemado, buff, ¡qué asco!, pero me fije en el suelo y ya me quedé blanco, empecé a ver huellas de alguien marcadas en el suelo, marcadas por algo que parecía sangre y no, no lo parecía, cada vez había más sangre y charcos gigantes de sangre. Automáticamente, mis piernas dieron un paso hacia atrás y oí en un tono inaguantable de sonido como chillidos. ¿Qué digo como chillidos? ¡¡Parecía que estaban matando a alguien!! Entonces ya sí que sí, me cagué y dije: “Oscar vuelve por donde has venido” y retrocedí hasta la puerta con ventana de cristal y la atravesé. Seguía oyendo los gritos al fondo, bajé las escaleras como un rayo y, de repente, se abrió la maldita puerta naranja, frené en seco y apareció un hombre de dos metros vestido de blanco con gorro en la cabeza, con guantes y botas hasta las rodillas y lleno de sangre por el pecho. Y me dijo: “pero chico, ¿dónde vas?” Y balbuceando le contesté: “vengo a cobrar unas facturas pendientes”. A lo que me respondió el gigante carnicero: “estás equivocado de puerta, estas en el Matadero, las oficinas son la siguiente puerta Naranja, a cien metros para abajo lo puedes encontrar”. Y entonces, me desperté de mi paranoia personal y me di cuenta de que estaba en un matadero de carne…….

Y por cierto, mereció la pena: ¡conseguí cobrar!

Historia de Halloween 3: No sin mi hija

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

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Esta historia ocurrió hace algunos años, en la oficina de San Fernando de Henares. Un conocido nos pidió que, como tenía una hija que no quería seguir estudiando, si se la podía contratar. Era menor de edad y nunca habíamos hecho esto, pero por probar, pensamos no se perdía nada. Así lo hicimos, tuvo que firmar el contrato su padre porque al ser menor tenía que ser así. La verdad es que  le quedaba poco para la mayoría de edad.

Rápidamente, nos dimos cuenta que esa niña tenía una sensibilidad especial. Era demasiado delicada para este trabajo. Su edad biológica era de 17 años, pero su edad mental estaba lejos todavía de pasar la infancia.

Su mirada era extraña, no teníamos claro si era que no nos explicábamos correctamente o ella estaba oyendo otras voces diferentes a las nuestras. Podría ser que sus oídos pudieran percibir otros sonidos diferentes y que su visión fuera mucho más profunda que la nuestra.

La realidad es que, antes de que se cumpliera 15 días, tuvimos que romper el contrato. Ella lo entendió perfectamente, no había ningún problema, quizás no era la primera vez que le pasaba. Lo malo fue cuando se informó de ello a su padre.

La persona amable que había venido el primer día se convirtió en un ser agresivo, palabras mal sonantes, gritos en vez de susurros y amenazó que llegaría en poco tiempo y que estuviéramos preparados. Así lo hicimos, estuvimos inquietos esperando su llegada.

Por fin apareció, y la primera media hora, fue imposible decir nada en nuestra defensa. Parecía que de su boca salían murciélagos, rapiñas, sapos y cualquier otro animal que os podáis imaginar.

Mientras que esto ocurría, nosotros estamos pensando si nos volvíamos como él o bien intentábamos razonar con esa persona. Pero, ¿¿cómo le decíamos a un padre que su hija le quedaba un tiempo más de desarrollo mental? Con mucho cuidado se estudió las palabras que se tenían que decir, cuando conseguimos articular palabra, veíamos que la sangre iba a saltar por nuestras cabezas. Al final, la angelical hija intercedió por nosotros. Tranquilizó a su padre y se fueron maldiciendo por debajo a todas nuestras familias.

Y pensamos todos: ¿cómo una niña buena y angelical aunque con menos edad mental ha podido salir de alguien que no entraba en razón?

Historia de Halloween 2: Cristina y su bolso

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

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Hace algún tiempo, en la oficina de San Sebastián de los Reyes, tuvimos una reunión con todo el personal. Se había hecho un curso de inteligencia emocional y se hizo una reunión para poner en práctica lo aprendido. Todos estábamos tranquilos y relajados, sólo estábamos pendientes del teléfono para atenderlo.

Nos pusimos a jugar con los ejercicios aprendidos durante el curso. Había risas en muchos momentos, en otros había tensión en el ambiente. En un momento dado, se puso el ejercicio más difícil. Había que definir a otra persona, cosas positivas y cosas negativas. Hay que averiguar como los demás nos ven no solo como nos vemos a nosotros mismos.

Al principio del ejercicio, todo el mundo reía, empecé yo a ser el blanco de las opiniones. En este apartado fueron rápidos todos. Es fácil criticar a la jefa. Muchos comentarios fueron muy interesantes para mí y también salieron cosas buenas, aunque fuera para relajar el ambiente. Lo malo llegó cuando empezaron entre ellos. Las miradas eran entre miedo, horror, temblor y sorpresa, no se lo esperaban.

Poco a poco, todos dieron su opinión sobre otra persona, al principio con timidez, luego cogiendo confianza con frases más completas. La tensión estaba en su máximo punto. Había recelos en esas miradas. ¡Vaya sorpresas que se estaban dando! De repente, estaba yo en el pasillo, yendo para arriba y para abajo, y cuando estoy de espalda a la calle, veo que pasan a mí alrededor dos figuras pequeñas, una por la derecha y otra por la izquierda.

Eran dos figuras muy pequeñas pero muy rápidas. Los bolsos, los móviles, el dinero, y nuestros cuerpos, estaban a merced de esas dos pequeñas figuras. Todo ocurrió tan rápidamente que no tuvimos tiempo de recoger nuestras pertenencias. Al principio, me di la vuelta buscando a los padres de las criaturas pensando que era algún cliente que había traído a su familia. No había nadie.

Pensando que eran expertas ladronas cogimos los bolsos. Pero los bolsos no les interesaban, sólo querían los móviles y los espíritus que dichos aparatos infernales podían absorber. Con la misma rapidez con que entraron, volvieron a salir y nosotros detrás, no sabíamos si habían cogido algo importante. Desde fuera nos dijeron: “no nos toquéis, va a venir toda mi familia y os van a pegar como nos toquéis”.

Parecía mentira cómo dos personas tan pequeñitas podían desprender tanto odio y maldad por esas miradas. Nos iban a maldecir de un momento a otro. Daban ganas de hacer la cruz con los dedos, tocarte la cabeza o besar la estampa de un santo si la hubiéramos tenido, pero no pudimos hacer nada, sólo intentar que no se notara cómo nos temblaban a todos las piernas. Nos avisaron que volverían con toda su familia, tuvimos el miedo metido durante días, esperando que apareciera todo el clan. ¡Qué monada de infancia!

¿Preparadas para robar o para meternos el miedo en el cuerpo?

Historia de Halloween 1: El miedo en las venas

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

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Un día de noviembre, frío, lluvia, mucha lluvia. El agua resonaba en el techo de metal de la nave, el ruido era cada vez más fuerte. Carlos, mensajero de Liberación 2000, esperaba impaciente que se le diera trabajo. Como buen empleado y experto en tormentas sabía que ese día podía terminar en rayos y truenos, y prefería estar ya guarnecido en la plataforma y no en la carretera conduciendo. Efectivamente, en pocos segundos, la oscuridad se hizo patente, el granizo sonaba en el techo como meteoritos cayendo. Cuando la tensión del momento estaba al límite, ocurrió lo impensable: ¡se marchó la luz!

Todo estaba a oscuras, menos mal que habíamos hecho un pedido de linternas Nacex y todos nos pusimos a encenderlas. Como es nuestra obligación llamamos al CAF para notificar nuestra situación. Mientras esperábamos que todo se arreglara, Josito tuvo una genial idea: ¿por qué no nos ponemos las linternas en la cara y contamos una historia de miedo?

No nos dio tiempo a empezar, Carlos empezó a correr por la nave y se metió debajo de una mesa. ¿Qué había pasado? ¿Por qué un hombre que está fuerte y hace deporte se ha metido debajo de la mesa? ¿Es que hay algo que le pueda asustar? ¿Ha visto algo para que esté temblando?

Se empezaron a oír unos ruidos macabros, una respiración fuerte pero al mismo tiempo demasiado rápida. La oscuridad, el ruido en el tejado, hicieron que todos viéramos fantasmas en todos los lados. ¿Quién me ha rozado? ¿Qué es esa luz que se ve en el despacho?

Me acerqué a Carlos, le vi temblando, sudoroso, el pánico reflejado en su mirada. Me asusté, ¿qué podía haber pasado para que un grandullón estuviera en ese estado? No hay nada ni nadie que le asuste, pero esta vez era diferente. No articulaba palabra, solo señalaba a algo que parecía que se movía, porque sus dedos marcaban posiciones diferentes cada vez. Mi cabeza giraba al ritmo de sus dedos, parecía la niña del exorcista, cambiando de dirección de un lado a otro rápidamente, pero ¿qué puede estar viendo que se puede mover a tanta velocidad? Cuando miraba a un sitio, me señalaba otro. Y él seguía debajo de la mesa. Al final, pude comprobar el monstruo al que hacía referencia. Mientras que unos cogimos las telas que podíamos para lanzarlas contra el monstruo, otros fueron a por un spray de matar bichos. Entre todos lo conseguimos, el asesino, cruel, feo monstruo había sucumbido a nuestros expertos actos. Tembloroso todavía y dudando de que lo hubiéramos conseguido, salió de su escondite, comprobó que todo estaba bien, la luz se hizo de nuevo, y por arte de magia, dejó de llover y todos seguimos trabajando mucho más relajados y con el monstruo derrotado.

El abejorro terminó en la basura

Un país con agua es un país rico

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Alemania 2

Esta es la continuación de la frase que decía mi guía gallego mientras conocíamos la Selva Negra, las Cataratas del Rin y La Alsacia, y el fin de la historia de mis mini-vacaciones.

Un país con árboles es un país rico, un país con agua es un país rico. Durante todo el camino, nos lo estuvo diciendo junto con un montón de chistes que no recuerdo, primero, porque soy mala para recordar chistes aunque me gusten, y segundo, porque yo utilizaba el autocar para recuperarme de las noches en ese maravilloso hotel de 4 estrellas y las largas marchas por calles empedradas. Algunas veces, ni siquiera eran chistes sino frases que había oído en algún sitio que visitábamos. Recuerdo que estando dentro de la Catedral de Estrasburgo y estando esperando a que el reloj astronómico comenzara su repiqueteo (pase que era exclusivo para nosotros, pero que se colaron algunas personas), oyó como estas personas decían que se quedaban a ver el reloj “gastronómico”. La verdad es que, a mí también me parece importante saber todas las palabras que en tu cabeza saben el significado, pero que la lengua se empeña a cambiarlas por otras parecidas, y por eso, agradezco las nuevas tecnologías porque puedo buscar los significados y la historia en la Wikipedia (aunque algunas veces también se equivoca, me han dicho). En mi caso, soy de una especie única para cambiar refranes, dichos, palabros, etc.

Nuestro guía gallego se llama “Anntttonio”, lo escribo así pero vosotros imaginaros como llama Melanie Griffith a Antonio Banderas. Era el guía que nos acompañó desde el aeropuerto de Madrid hasta la llegada al mismo aeropuerto. Tenía un problema con los brazos, más cortos pero el jodido tenía unas piernas largas con grandes zancadas. ¿Habéis visto el anuncio de dos perros, uno grande y lentamente caminando y el pequeño yendo muy rápido para ir a la par?, pues así éramos el grupo siguiendo al guía, pero era imposible ir a su lado, por lo que se hizo una cuerda con seres humanos que intentábamos no perder al anterior a nosotros. Digo que se intentaba porque en cuanto hacías una foto había problemas. Recuerdo una vez que me pasó a mí, al mirar para adelante me puse a seguir a un grupo, de repente, oí gritos por detrás, me estaban llamando, se habían metido en una galería y no me había dado cuenta. El otro grupo eran rusos y no me entendían nada de nada.

De vez en cuando mi guía se daba cuenta que estaba solo y volvía a buscarnos. Cuando sabíamos que éramos los últimos de la cola y adelantábamos a alguien le avisábamos “eres la ultima/último” ten cuidado.

En otra ocasión, delante de otra guía oigo como le dice que si quieren un tour en autobús porque había mucho que andar con las calles empedradas, y mi guía contesta que no hacía falta que éramos de senderismo. Sería él porque nadie del grupo pertenecía a ese grupo de valientes que se llama senderistas.

Tuvimos varios guías a cual más original.

Estando en el Museo Regional de la Selva Negra nos acompañó otra guía, tenía varias peculiaridades:

  • Echaba un pie un poco hacía adelante y mientras hablaba inclinaba el tronco como saludan los japoneses, pero ella era nativa de Alemania.
  • Hablaba alaaargannndo lasss palabrassss como una buena germaaaaaanica.

Nos enseñó cómo vivían en la antigüedad en la Selva Negra y llevaba una misteriosa llave en la mano, que tocaba como un rosario mientras agachaba el torso y hablaba paladeando las consonantes. Nos llevó a un molino de agua y con la misteriosa llave, puso en funcionamiento una pequeña puerta que después manualmente abría el agua para que el molino empezara hacer su trabajo. ¡Qué asombroso! – decía. ¡Qué ingenioso! – aplaudía. ¡Pasen y vean como el agua podía moler el trigo, cáñamo para las ropas, etc.!

Estos no han visto los molinos de Asturias decían algunos, y yo, como mi madre es de la Mancha, decía lo mismo pero con los molinos de viento, aquellos que Don Quijote confundió con gigantes, que seguro que eran los teutones buscando ideas.

También nos enseñó la casa de los labriegos y admiré la habitación que tenía tan espaciosa para el matrimonio de campesinos. Envidia que me daba porque recordaba la que me esperaba en el hotel y no quería llegar, la cambiaba ya mismo.

Yo me paré en un telar que había para sacarle fotos porque era igual que el que mi abuelo utilizaba en Cuenca. Porque mi abuelo era tejedor y mi abuela hacia rosquillas y pan que los vendía por los pueblos. Hablando de Cuenca, y recordando las cataratas que he visto, quiero hacer mención al nacimiento del río Cuervo que con menos agua, pero cascadas también. Y ya saliéndome de Cuenca y yendo a Zaragoza ese maravilloso Monasterio de Piedra que no desmerece nada a lo que hemos visto. Eso sí, con más agua. Pero todo tiene remedio, plantemos árboles y conseguiremos agua. Pero esto es otro tema de discusión.

Un día, comimos en la ciudad de los cucos, antes de ver el Cuco más grande de esa parte de Alemania, lo cual no es verdad, porque en el pueblo de al lado es donde está el cuco más grande, pero como donde vamos hay tiendas, de manera muy práctica decidieron que para que los turistas se gastaran el dinero en la tienda se dijera que era ese. Es lo que tiene los alemanes, por el avance monetario, son capaces de estas cosas.

Creo que fue en Schiltach donde después de comer, dimos un paseo para ver cucos. Entramos en una tienda y estando viendo uno muy grande, yo comenté que no me gustaba porque era sobre caza y estaban los animales muertos. En eso que, oigo a una dependienta con traje típico de la zona decirme: “Sobre todo el reno muerto, ¿lo has visto?” ¡Qué alegría! Era española, exactamente de Cádiz. Tenía una alegría en su cara y estuvimos hablando largo y tendido. La chica tenía 2 carreras, creo recordar que 22 añitos, había ido con un contrato de 6 meses para Alemania, estaba muy contenta. Además nos decía que se le pagaba todo el tiempo que hacía de más y que su sueldo estaba en 1200€ y aparte el tiempo que estaba de más. Que le gustaba el sitio y que mejor que en España, que no encontraba nada. El dueño que estaba pendiente, le dije que tenía una buena empleada y para que viera el negocio hice unas compras. Cuando fui a pagar estaba otra compañera también española. Es lo que tenemos, las dos etapas de españoles en Alemania en la historia para ayudarles a levantar su país y mientras tanto, nosotros desperdiciando la fuerza de nuestro pueblo.

El siguiente guía local que tuvimos creo que fue en Colmar. Este era muy gracioso, hablaba fatal el español pero estaba todo el rato riéndose, entre la risa de perro pulgoso y el anuncio del perro que enseña los dientes para que no tenga sarro. Nos enteramos de sus explicaciones porque todos sabíamos francés, sino nos hubiéramos quedado igual que al principio.

En Estrasburgo tuvimos otra guía pero recuerdo poco de ella porque estábamos pendientes de que las gitanas no nos quitaran las pertenencias y ella nos iba avisando. Me llamó la atención la cantidad de ellas (gitanas) que había junto a los turistas y sus guías. Y pensé que si alguien que yo sé, pero que en Alemania ni se le nombra, levantara la cabeza, vaya tortazo que se daría viendo la pureza de su raza aria. En la diversificación está la grandeza.

De esa época sólo hablan para enseñarte como quedaron las ciudades después de los bombardeos realizados a las ciudades alemanas y como las reconstruyeron. He visto muchas fotos de las ruinas pero creo que no he visto ninguna foto de Él. Otro ciclo que les gusta enseñar en fotos es cuando Kennedy y su mujer estuvieron en Alemania y además te puedes hacer una foto como si le estuvieras dando la mano al mismísimo presidente.

En Baden-Baden, tuvimos una guía de origen belga, por lo cual, nos contó la historia de manera que siempre había un belga por medio.

Otra guía que tuvimos fue en Heidelberg pero no tengo nada malo que decir de ella. Lo original de este sitio es que es donde murió el General Patton. Lo que es la vida, éste General combatió en la Primera Guerra Mundial, en la Segunda fue el horror de los Alemanes le apodaban “sangre y cojones” y en este hermoso lugar va y tiene un accidente de coche y muere, aunque ayudado por una bala en el cuello, presuntamente.

En Frankfurt, tuvimos el último guía y, esta vez, era masculino, aunque no se reía como el francés, pero también tenía su aquel. Hicimos una ruta en autobús y nos explicó que su origen era italiano, pero para hacer bien su oficio nos decía que miráramos un bellísimo callejón donde había unos tomando vino de manzana. Dios mío, no saben bien lo que es el vino de manzana, nuestra siedriña está mucho mejor, y además, no sabía lo que era callejones bonitos, tenía que pasear por el Madrid de los Austrias y verá lo que es bonito.

Más o menos al final del tour, el guía nos dijo que nos iba a dar una sorpresa. Llevaba una carpeta en la mano y yo pensaba que nos iba a regalar una foto suya firmada porque estaba todo el tiempo diciendo lo que hacía, lo que había estudiado, los idiomas que sabía, le faltaba decirnos la talla de ropa que utilizaba. Bueno, la sorpresa no era una foto, era que cantaba lírico y nos deleitó con “Oh Sole Mio”. La verdad es que no cantaba mal, pero tampoco para tenérselo tan creído, yo me quedé con la versión que me hizo el gondolero en Venecia mientras paseábamos por los canales y yo me encontraba en el cielo .

Después, nos deleitó con una canción española y se despidió con una alemana.

Al guía gallego le entraron los celos al ver cómo se le aplaudía, y a partir de entonces, nos despertaba de dormir en el autocar con una canción silbada y no con un chiste. Por cierto, silbaba las canciones muy, muy bien.

En todo el viaje, vimos muchos grupos españoles y chinos. En el “maravilloso” primer hotel donde no había aire acondicionado lo compensaba porque tenía wifi.

Pues tampoco, los primeros días nos dijeron que lo estaban petando los chinos y cuando se fueron, yo seguí sin wifi, porque estábamos en la parte antigua del hotel.

Con uno de los chinos me pasó una cosa graciosa. Estábamos en la terraza alargando el momento de irnos a la habitación y me acerqué al hotel a pedir bebidas. En esto que aparece el chino vestido como se ven en las películas antiguas de chinos, le faltaba el sombrero, pero a mí me parecía estar viendo a Bruce Lee caminando a mi lado.

También vimos muchos, muchos hindúes, pero vestidos igual que los ves en los documentales de la India. En una ocasión, en la cola de los famosos servicios de pago y mientras esperaba que saliera mi amiga, entra una hindú vestida con su sari, con su brillante en la nariz y de piel morena. Viendo que había otro servicio libre y que no lo usaba, se lo indiqué, puso – pon o introduce 30 céntimos y ya podía entrar. Me dijo que no llevaba dinero entre tanto ropaje y que pasaría al nuestro. Asombrada todavía de lo que me estaba diciendo, me pregunta de dónde soy. “De España” y puso carada de ¿Qué me estás contando?. Le digo Madrid y sonrío – sonrió ella. Le pregunté lo mismo y yo entendí que me dijo Bali, “¿Bali?” – le repito extrañada. Y me dice: “No, Germany” enfadada. Vamos, mira que soy tonta, si es la típica teutona germánica. Y se mete en el servicio cuando mi amiga sale y esta me mira como diciendo ¿le has dado permiso? Es increíble, ella se enfada porque dice que es Alemana y me deja con la boca abierta y yo me tengo que aguantar que no conozca España aunque sea por el futbol, que somos Campeones del Mundo.

Con esto lo que quiero decir es que, los primeros que se creen que el país es bonito son sus guías, lo que puede ser menos bonito, ellos lo engrandecen, la parte de la historia que no les gusta, la borran tranquilamente. Según la nacionalidad del guía, se pueden cambiar unos hechos históricos. Y además, visitando el extranjero, te das cuenta que es muy importante respetar todas las culturas y que unos más rubios  y otros más morenos, al final, hemos utilizado las herramientas iguales todos y que tenemos unas culturas todas diferentes pero muy interesantes.

La compañía aérea que utilicé tanto a la ida como a la vuelta fue Iberia. Cuando marchaba hacia Alemania, no se me ocurrió mirar la revista que te dejan, pero a la vuelta lo hice. Y, ¿sabéis lo que me encontré? Pues en toda una hoja un jugador de golf y un texto que decía: “disfruta de tu deporte favorito y relájate, Nacex te llevamos el material donde quieras”. Mira como son estos de Nacex, me marcho de vacaciones con esta novedad y me encuentro en una revista de Iberia del mes de agosto la información, me di cuenta entonces que “Adiós a las vacaciones y vuelta a la realidad”.

Carmen Ruiz Atienza

Cosas de gatos

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

gato

En Liberación 2000, y como habréis podido comprobar durante este tiempo, tenemos todo tipo de anécdotas. Divertidas, sorprendentes, terroríficas… De todo un poco. La de hoy, relacionada con un animal.