Inteligencia colectiva
Estaba tranquilamente en casa y escuché una frase que me llamó la atención. Es gracioso ver cómo funciona la mente humana, porque yo no estaba pendiente de la televisión, estaba concentrada en otro tema, pero en cambio, mis oídos se abrieron y escucharon de lo que estaban hablando: la inteligencia colectiva. ¿Y en qué se basa esta inteligencia? Pues es cuando nos aprovechamos de la sabiduría y el conocimiento de las personas que nos rodean; se puede aprovechar de dos maneras, una de ellas es escuchando y la otra consiste en preguntar.
¡Qué gran verdad! Esto mismo es lo que durante mucho tiempo estoy hablando en estas entradas, pero de esta manera es mucho más estiloso. Si lo analizamos, es algo que hacemos muchos a diario, si bien hay personas que no la utilizan para nada, sin embargo, pues ni escuchan ni preguntan (quizás porque piensan que los inteligentes son ellos y no tienen nada que aprender de los demás, pero la realidad es totalmente diferente).
Pero si en realidad quieres crecer como persona resulta muy interesante aprovecharse de la inteligencia que está a tu alrededor. Pero lo más difícil es que hay personas que no quieren compartir sus conocimientos, quizás por timidez, temor o porque piensan que no tienen nada que compartir; eso es un error, todos tenemos algo que compartir y muchas veces la gran sabiduría está en el lugar que menos esperamos.
Recuerdo las historias que me cuenta mi madre sobre su padre. Yo no conocí a mi abuelo, ella lo perdió cuando era muy pequeña, en la guerra. Siempre nos cuenta que era un gran estudioso y un intelectual, en el pueblo pequeño donde vivían, en Cuenca (La Ventosa), los lugareños le consultaban sus inquietudes constantemente. Durante la guerra no quiso ponerse en ningún bando, porque el azar quiso que a cada hijo le tocara un bando diferente. Por eso, llegado el momento, escondía en sus bodegas a uno de un bando o bien a uno del otro. Al final, el bando que ganó no se lo perdonó y supongo que estará en alguna cuneta o con otros en alguna tumba común. Pero era un hombre que compartía su inteligencia mental e incluso la emocional con sus actos. A lo mejor alguien de ciudad podría haberle llamado “paleto”, pero él era un paleto muy inteligente, porque la inteligencia no lo da el lugar donde vives -aunque influye-, sino las ganas que se tienen de aprender y de “chupar” la sabiduría de tus circunstancias, como si de un vampiro que se alimenta de sabiduría se tratara.
Me encanta disfrutar de los momentos en que mi mente descubre algo nuevo y se abre como el águila abre sus alas, volando entre conocimientos y disfrutando de la inteligencia colectiva.