Esta es mi última entrada del blog, el que empecé con miedo hace ya unos 4 años. Al final, poco a poco, he ido abriendo mis pensamientos y mi vida a través de pequeños relatos; relatos que, según me cuentan, a algunos les han parecido, cuanto menos, dignos de lectura.
En este tiempo he intentado ser correcta, siempre mirando de no meterme en charcos que al final pudieran acabar salpicándome con problemas con aquellos que tengo a mi alrededor. Al ser ésta mi última entrada de blog, sin embargo, he decidido que quizá es momento de abrir algunas cajas de Pandora. Seguro que aquellos que me conocen mucho estaban esperando que, tarde o temprano, acabara haciéndolo.
El título viene reflejado en una reflexión que estoy teniendo últimamente y a raíz de los últimos acontecimientos que me ha tocado vivir. Se refleja en una frase: “El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a otros”; es de Jaime Luciano Balmes (1810-1848), un filósofo y sacerdote español.
Debo decir, sin embargo, que no estoy del todo de acuerdo con la frase. Pienso que la hipocresía es actualmente una herramienta de la que se está abusando últimamente y utilizando para engañar a una gran masa de personas; parece que es “más chic” pensar de una manera en concreto que otra. Esto lo comento por las continuas alusiones a un chiste de Tip y Coll de hace 33 años, en el que se comparaba con las condenas que actualmente se están imponiendo por temas delicados y que pueden parecer incluso de mal gusto.
Y os preguntáis seguro, pero ¿dónde está la hipocresía?
Pues muy sencillo, la hipocresía es defender lo que se hacía 33 años atrás como si fuera algo bueno; eso es lo que interpreto de los artículos publicados, de las continuas alusiones en programas de televisión, en desayunos “intelectuales”, etc. Por eso, quisiera yo aventurarme a recordar todo lo que la vida ha cambiado en estos 33 años, desde 1984 hasta el 2017:
- Se hacían chistes de gangosos y de homosexuales, ahora es impensable oír algo así.
- No era obligatorio usar cinturones de seguridad.
- No era obligatorio usar sillas especiales para niños en los coches.
- Había sólo dos canales de televisión.
- No estábamos dentro de la Unión Europea.
- No estaba aprobada todavía la Ley del Aborto.
- Hacía 3 años que la gente se podía divorciar (1981).
- No existían las becas Erasmus.
- Éramos analógicos.
- No existía el World Wide Web (1989)
- No había Google (4-9-1998)
- Se podía fumar en todos los sitios e incluso estaba bien visto.
- Había anuncios de tabaco en televisión, en las calles,…
- En todos los anuncios las mujeres eran tratadas como objetos sexuales.
- La lucha contra la violencia doméstica no existía, e incluso era de “machito” poner en su sitio a las mujeres.
Podría seguir con más ejemplos, pero con esto quiero indicar que no podemos comparar dos situaciones de épocas remotas -o no tan remotas-, pues las personas hemos cambiado mucho de mentalidad y, lo que hace un tiempo nos parecía normal y gracioso, ahora ya no nos hace gracia.
No es más “chic” el que defiende estas cosas y la libertad de expresión tiene que tener un límite: no al insulto gratuito, a la falta de respeto hacia los demás y al querer hacer daño sin reconocer los errores que se cometen. Esto último es muy natural últimamente, hay personas que pueden equivocarse, pero hay otras personas que parece que lo tengan prohibido. Esto es lo que llamo hipocresía: querer dar ejemplo al resto del mundo, pero sin aplicárselo a uno mismo.
Por último, quisiera exponer también mi opinión sobre otro tema que últimamente me está chirriando bastante los oídos. Mi religión es la cristiana, he pasado por casi todos los sacramentos y, si bien no soy prácticamente, soy de una generación en la que nos enseñaron unos valores de vida a través del estudio de la vida y pasión de Cristo.
La población española es muy anciana, hay muchas personas que son mayores, que vivieron una Guerra Civil (por cierto, una guerra horrible que parece que hay personas que utilizan la palabra guerra con demasiada “flema tori”) y que están aguantando todavía entre nosotros. Esos ancianos han vivido y viven la religión con verdadero fervor y muchos están enfermos y no pueden ir a las iglesias. Por eso, la discusión de quitar una misa en una televisión pública, me parece innecesaria. Para conseguir que se cumpla el artículo de la constitución donde se indica que ninguna confesión será estatal hay que pensar antes que se tienen que morir muchas generaciones para que de verdad el estado español no tenga ninguna religión ni declarada ni vivida, porque es lo que falta, la religión vivida. Las siguientes generaciones verán anacrónico las religiones o no, pero lo podrán decidir y no imponer.
Y además añado, ¿por qué respetamos a los musulmanes y a sus velos y no respetamos la religión cristiana? ¿No es hipocresía? Somos “chic” en respetar la libertar de otras religiones, pero nos ponemos rebeldes con la que es la religión de muchos habitantes de nuestro país.
Por cierto, cuando he ido a las vacaciones a países musulmanes he tenido que respetar lo que me decían, no tocar a ninguna mujer, no hacerles fotos e ir tapada a las mezquitas, e incluso una vez me pusieron una túnica verde desde el cuello hasta los pies, y todavía no sé el motivo. He respetado sus tradiciones porque estaba en su país.
Respeto, respeto, respeto. Es lo que falta hoy en día. Todo vale y todo insulto vale para conseguir los fines.
Para ser mi última entrada, ya está bien. Pido perdón por los errores cometidos en el blog y agradezco a todos los que estaban esperando que dijera algo.
Os deseo lo mejor y que me dejen disfrutar de mi vida, de mi hija, de mi nieta, del resto de mi familia, mis amig@s y del resto de las personas de buena voluntad, a las que no las quiero ver sufrir. Que la felicidad nos salga a borbotones por las orejas.
Muchas gracias de corazón.