Tengo que decir que yo sí. Voy dejando cosas pendientes para el mes de Septiembre que para mí es el mes de los cambios y es cuando doy forma a las ideas que los meses anteriores he ido maquinando. En realidad empieza el año en este mes.
Aunque ya lo he comentado en otras entradas, tengo que insistir que este trabajo es el único que he tenido. Las neuronas las tengo continuamente en funcionamiento y están expectantes ante los cambios que les voy a producir. Yo me las imagino como “Erase una vez el cuerpo humano”, con las piernas con tembleque y pensando “qué se le va a ocurrir a esta loca ahora”. Las neuronas son las únicas células humanas que no se regeneran, por lo tanto, las que se pierden se van para siempre. Algunas veces me gustaría estar en la cabeza de estas personas que no quieren cambios pero que incluso tampoco los admiten e incluso los boicotea. ¿Estarán obesas sus neuronas? Esta reflexión me recuerda a una persona en un viaje a Egipto que se acercó a mí a la hora del desayuno en el barco para viajar por el Nilo y me dijo “soy delgado porque pienso mucho” y me dejó con la palabra en la boca. Era un chico joven, que se acercaba de vez en cuando a las personas del viaje, decía una frase y sin esperar contestación ni opinión, te dejaba con tus pensamientos, porque a él no le importaba nada.
Hombre, yo no estoy delgada pero pienso mucho, con lo cual, voy a cambiar la frase por la que he puesto antes “las neuronas están obesas en aquellas personas que su mayor logro es ver pasar la vida”.
Pero seas como seas, si dejas que los demás te solucionen la vida o eres de esos que creen que todo lo que les pasa es por culpa de otros y nunca por su propia culpa, o seas de los otros tipos de persona que ante los problemas plantea las soluciones aunque sean equivocadas y la autocrítica es el motor de tu forma de vivir, hay que reconocer que todos llevamos un cartel que pone “hazme importante”.
Supongo que en vuestro entorno más cercano, del tipo que sea, os habéis dado cuenta que hay personas que necesitan que se les alabe su propio ego, dándoles ánimos, palmaditas en las espalda y además no admiten criticas ni obligaciones y mucho menos que se les saque de su zona confort, porque sólo se sienten seguros con lo que conocen y además piensan que lo dominan. Supongo que, a su manera además, son mucho más felices que las que estamos en continuo movimiento y cambios. ¿Pero cómo es posible que viendo que su entorno cambia, que ya no da resultado nada de lo que hacen o dicen, no haya una neurona que de una patada al resto para que se produzca el cambio necesario que el entorno te está exigiendo?
Dicen que está pasando la crisis, yo creo que hace ya tiempo que la gente quiere que esto ocurra pero las malas noticias han acobardado a las personas, como ya he comentado en otras ocasiones. ¿De qué van a vivir muchos cuando no haya crisis?, pero la realidad es que los ciudadanos estamos cansados de vivir con esta crisis que además no la hemos creado nosotros pero sí la estamos padeciendo. Porque es estupendo hacer caer grandes empresas, meter a un país en una grave crisis e irse de rositas a vivir de sus rentas y nosotros, que ni hemos entrado ni hemos salido, ni nos hemos llevado dinero, sólo hemos trabajado y trabajado y trabajado, pues aquí estamos esperando que se pongan de acuerdo en soluciones y no en peleas. Nos deberíamos de levantar de la silla y decir Basta ya.
Pero como no puedo hacer nada y como dice la frase que tanto me gustó en un curso que dice: piensa globalmente pero actúa localmente, y como no puedo solucionar el mundo, tendré que dedicarme a mi pequeño entorno. Creo firmemente que si todos poquito a poquito pusiéramos nuestro grano de arena, daríamos una lección a aquellos que se creen que están por encima del bien y del mal y que además nos quieren insultar llamándonos tontos como si no tuviéramos memoria ni supiéramos pensar: Otra frase muy buena es: Cuando te fijas, los “para qué” son muchos más útiles que los “por qué”. Volvemos a lo mismo, las personas que no quieren moverse dicen ¿y para qué? Y critican los aciertos y errores de los que han decidido que su motor es los para qué:
- Para avanzar en mi vida familiar
- Para crecer en mi vida social
- Para superar en mi vida laboral
- Para disfrutar con todas las vivencias que me produce la satisfacción de aportar algo, ya sea bien o mal.
Por tanto, claro que me dejo asignaturas pendientes para después del descanso estival ya que me ha servido para reflexionar, hacer estadísticas, analizar la situación ¿del país? No, de mi entorno cercano. He decidido no ver más televisión hasta que no desaparezcan aquellos pájaros de mal agüero (buitres noticieros) que sólo quieren dar malas noticias para que estemos “temblando y quietos”, que así es más fácil llevarnos al redil.
Pues debido a que soy rebelde por naturaleza y ya me persiguieron en su momento los grises, los marrones, los azules, los verdes, los de un partido político y los del otro y ya corrí bastante en esos días, no voy a consentir que ahora que vivimos mucho mejor, se nos quiera asustar con tonterías y sobre todo con mentiras.
Pongamos todos nuestros granitos de arena y hagamos que se entiendan que el pueblo es la fuerza de la política y del bienestar de todos.
Salgamos de nuestra zona confort que ya verás el susto que pegamos a los prepotentes.
Septiembre mes de cambios, comienza el nuevo año, y así pienso y así actúo.
Imagen extraída de El Economista
Carmen Ruiz Atienza