Voy a seguir recordando esos momentos difíciles que nos tocó vivir cuando empezamos, sin clientes, sin experiencias, sin dinero, pero con muchas ganas. Así, comprobaremos que no hay mal que dure 100 años, aunque parezca mentira con la que nos está cayendo en estos 6 últimos.
Nos quedamos en las pruebas que nos hacían los clientes para empezar a trabajar con nosotros, cómo nos temblaban las “canillas” y el estómago estaba siempre revuelto. Ahora, recuerdo las Navidades, son fechas que se nos duplica y triplica el trabajo. Cada año es diferente, pero suelen ser una o dos semanas frenéticas. Son fechas en que la plataforma es como una gran “colmena”. No hay ni una hora de descanso, siempre con personal andando y controlando todos los envíos. Rodeados no sólo de paquetes importantes, también de cestas, regalos, bombones, botellas… todo lo relacionado con esas fechas. Si bien, hay que decir, que desde que llegó la crisis, todo esto ha desaparecido casi por completo. Por lo tanto, mis recuerdos son anteriores a que las Navidades fueran tristes.
Para que todo saliera igual que antes de la avalancha, unos meses antes ya estábamos reforzando personal, mensajeros etc., todo preparado para esos días. Os indico algunas anécdotas de esos años:
- Durante una o dos semanas anteriores a la Nochebuena, estuvimos recibiendo comunicados para organizarnos en una recogida masiva en toda España de unos ordenadores. Sino recuerdo mal de portátiles. Era de suma importancia para el cliente y desde la Central se coordinaron todos los pasos. El cliente no pertenecía a mi zona de explotación, era de Madrid capital. Yo veía pasar un comunicado tras otro y no estaba incluida en esas recogidas tan importantes que había que coordinar al unísono. Pues entonces, tranquilos. No podemos demostrar lo bien que lo hacemos todo (je, je). Amanece el día de Nochebuena, se recibe la llamada del mensajero que recoge por las mañanas la mercancía, y al mismo tiempo el personal de plataforma. Tenemos todos los ordenadores en plataforma y TODOS vienen para nosotros. Se habían coordinado las recogidas, pero nadie nos había avisado que todos juntos llegaban a una sola delegación, la 2801. Son momentos que la lucidez tiene que estar más avispada que nunca. Se estudió el problema y se puso solución. Si se aparecía con varias furgonetas y/o furgones al destinatario, el controlar los ordenadores uno por uno iba a costar un mundo, y al mismo tiempo, el personal parado. Recordemos que era Nochebuena y teníamos mucho trabajo también importante. En ese momento, mi socio decidió parar un camión que pasaba cerca de las instalaciones, se le propuso el negocio y aceptó. El camión lo llenamos con ordenadores (los portátiles de la época) y con el comercial llegamos al destino. Uno por uno fue controlado con el número de ordenador incluido y todo salió perfecto. Nos reímos luego mucho.
- Es importante decir que tanto en las Nochebuenas como en las Nocheviejas, trabajamos hasta el último momento. Al principio salíamos a la misma hora que cualquier otro día, para el cliente las 20h. Esas fechas son para cenar con la familia, amigos, etc., nosotros también. Nos encontrábamos en que parecía que todo el mundo tenía derecho a ello, pero nosotros estábamos al servicio de pequeños “caprichos”. Me explico. Antes, la 2801 abarcaba más terreno, la antigua 2821 Tres Cantos y la actual 2831 Alcobendas. Todo era 2801 San Sebastián de los Reyes. En Alcobendas existe un barrio de élite, pero de mucha élite, aunque poco a poco, ha ido cambiando. Nosotros no teníamos conocimiento de lo que estábamos transportando, pero resultó ser que algunos pedían la cena que iban tomar en esas noches tan especiales. Nos dábamos cuenta porque el agua empezaba a salirse de las anguilas, o que los capones no estaban muy muertos, que digamos. Hace tiempo que ya no vemos todo esto, pero al principio, si lo vimos algunas veces. Pero llegaba el problema. El mensajero aparecía en la casa correspondiente y lo recibía la criada. Ella no sabía nada de los paquetes y tenía órdenes de no coger nada. El mensajero vuelta a la oficina con los paquetes sin entregar. Se llamaba al teléfono de contacto, los “señores” estaban de celebración y todavía no habían llegado. Se avisó en varios puntos pero al final no se consiguió nada. Cerca de la hora del cierre, llamó el “señor” todo indignado: “¿Cómo es posible que no se le haya dejado la cena?”. Se le explicó todo lo que había pasado. Gritos hacia nosotros. “¿Sabe, señorita, con quién está hablando? Claro que lo sabía, viene en el albarán. El único mensajero que todavía no se había ido a cenar con su familia, le acercó su cena. Feliz Navidad también para los que piensan que sólo ellos tienen derecho a disfrutar de las Nochebuenas.
- Otro recuerdo que tengo es de mi controlador de plano tan tenso, tan tenso, que se puso a devolver lo que no había comido, porque ni siquiera había salido a desayunar. Cuando pusimos algo para picar nosotros, no tenía color en su cara. Los nervios de esos días no se pueden controlar. ¿Ahora se entiende mejor lo del nudo en el estómago?
- También había risas, porque es la fecha en que junto a los regalos se ponen las felicitaciones de navidad. Por suerte, todavía no ha sido cambiado por el Whatsapp. Aunque ya no se escribe a mano, se ha perdido la personalización y se hace todo en conjunto (postal, firma y felicitaciones), hay algunas que son muy originales: ¡tienen música y se conectan! Nunca se sabes cuál puede ser. Ya nos es difícil ir al baño entre tantos regalos, como para ir buscando dónde está la postal que suena. En este caso y pero sorpresa, no era una tarjeta. Se han puesto de acuerdo y son varias a la vez. Deben de ser familia. Locura con risas.
- Es la única fecha donde doy permiso a los mensajeros y al personal que lleven algo puesto de Navidad, por ejemplo, un gorro de Papa Noel, sacan sonrisas a los clientes y a nosotros mismos.
- Hace unos años, decidí hacer más personal la felicitación de Navidad para los clientes. Con un cliente mío que se dedica a ello, hicimos 3 modelos diferentes. Elegimos el que más nos gustaba, eran tres Reyes Magos llevando los regalos. Estuvo muy bien y a todo el mundo le gustó. El año pasado, con otro proveedor, le expuse que quería hacer algo diferente, le expliqué lo que me gustaría y me dieron el resultado. También tuve que elegir entre varios modelos, pero al final, me decidí por uno. ¡Qué casualidad!, era de la misma temática que la primera que encargué años atrás, pero con la diferencia de que la primera era la típica postal de navidad en papel y la última en formato digital. La podéis ver en nuestra página web. Cada vez que la veo, me emociono.
- Debido a su alto coste, después de la primera idea de felicitación de Navidad, decidí involucrarme un poco más y hacerla personalmente. El resultado fue muy bonito. Hay que tener en cuenta que era novata y la realicé en Power Point. Hoy en día, hago cosas parecidas pero no tardo nada porque hay maravillosos programas que lo hacen automáticamente. Pero en aquel entonces, lo hice yo sola, segundo por segundo. Elegí, lógicamente, una canción de navidad para la felicitación. Para que la música cuadrara con las imágenes tuve que repetir la canción una y otra vez. Mi personal estaba cansado de mí y mi villancico, porque sonaba continuamente, hasta que quedó perfecta. Estaba muy orgullosa de todo lo que había aprendido para conseguir hacerlo, pero ¡horror! No se podía mandar por correo electrónico, pesaba mucho. Hablando con un informático de central me dijo un truco para que se bajara de peso el correo, pero había que bajar la calidad del sonido. Así lo hice y se pudo mandar, aunque no quedó tan bien como la original. Cuando un cliente comentaba que se oía un poquito mal, les explicaba lo que había pasado y sonreían.
- Tengo que decir que a mí me encantan las Navidades, por lo tanto, rápidamente empiezo a poner villancicos. Mi personal al principio sonríe, pero supongo que después de unos días, se están acordando un poco de mí y de mi familia, pero como soy la jefa no dicen nada. La intención es que todos en esas fechas seamos más felices, aun teniendo más trabajo, pero hay que intentarlo.
Desde que empezó la crisis, cada vez tenemos menos trabajo, por lo tanto, todo esto son casi recuerdos que nos gustaría volver a tener, sobre todo, porque ya no se ven esas grandes cestas de regalo, ni aquellas grandes cajas de bombones, ni las botellas de vino y/o cava que llegaban enteras a sus destinatarios. Ni siquiera se ven las postales musicales o se han debido de quedar sin voz.
También es el momento de hacer un detalle al cliente, que en años de crisis también es más pequeñín, pero con la misma ilusión y agradecimiento. Y también es el momento en que los clientes nos dan las gracias con más asiduidad, y además con algún detallito, que siempre nos hace mucha ilusión.
Deseo que las Navidades del 2013 estén llenas de trabajo para todos. Si a mis clientes les va bien, me va bien a mí y es una cadena, y no de favores, sino de trabajo. Que volvamos a tener regalos que mandar, ilusiones y alegría para todos, y además, intentar estar con el espíritu navideño todo el año, porque como algunas anécdotas, hay personas que no tienen el espíritu ni en navidad. Hay otras que queremos tenerlo durante todo el año, pese a quién pese, porque hay tantos pájaros negros que se están haciendo fuertes en estos tiempos de crisis dando malas noticias y siendo pesimistas, que estoy deseando que llegue el final de ésta etapa, para que todos ellos se vayan a la lista del paro, que es de donde no tenían que haber salido.
¿No os parece? Hay que ser y estar positivos.