La cobardía del machismo
Una y otra vez se repite la misma historia. Hombres que imponen su fuerza a golpes no sólo con las mujeres sino con sus hijos. Por el único motivo de hacer más daño a la esposa o compañera sentimental.
¿Se puede ser más cobarde? Me duele las entrañas cuando oigo una noticia así, una vida principiante destruida por un progenitor que no sabe lo qué es querer, ni en ese momento ni en los momentos más felices de la convivencia.
Utilizar a los hijos como arma arrojadiza no sólo es triste sino que demuestra una gran ausencia de todo aquello que nos hacen a las personas “seres humanos”.
Pero también hay que levantar la voz y decir que cobardía son las injusticias que después de tantos años de lucha, en estos días de propusiera en el congreso que a los huérfanos se les diera una pensión de orfandad. ¡¡Pero qué mínimo!! ¿Cómo es posible que esto no estuviera antes hecho? Asombrada me quedé de todo lo que todavía falta para llegar a arreglar este grave problema.
Pero no todo es hacer anuncios, y ponerse al lado de las victimas y salir a las puertas de los ayuntamientos a hacer un minuto de silencio.
Tanta lucha entre los partidos políticos para conseguir escaños y aprovecharse de nuestros impuestos, y cosas tan simples como estas no se han solucionado ¿en qué mundo vivimos de verdad?.
Hay que luchar por una buena educación, puesto que parece que no sirve para nada la actual, ya que seguimos con el machismo en la gente joven.
Hay que luchar por el seguimiento de aquellas personas que han demostrado en una sola ocasión que han sido violentas y se ha demostrado fehacientemente, porque no es lógico que caduquen sus actuaciones y se les deje sin vigilancia, sin tener en cuenta que una de las pocas cosas que tienen, además de la cobardía, es la paciencia.
Pero hay que ayudar a esos hijos y/o familiares que sólo tienen que soportar la perdida, sino que además tienen que vivir el día a día sin medios para que tengan una infancia feliz y un futuro honorable.
Dejemos de ser tan egoístas, luchando por el poder y el dinero, y movamos las manos y la cabeza en ayudar a estas pobres victimas, que nunca podrán olvidar lo que han visto o lo que han vivido.