¿Sabemos escucharnos?
No paramos de tener malas noticias, pero en estos días, también se cumple un aniversario: los 80 años del principio de la Guerra Civil. Durante todo este tiempo hemos visto esas imágenes en blanco y negro, pero ahora nos las están poniendo en color. Me ha impresionado verlas con todo su “esplendor”, quizás porque me he acordado de la edad que tendrían mis padres por entonces (9 y 7 años) y he pensado que, en cierta manera, ahora yo lo estaba viendo a través de sus ojos; los ojos de unos niños que, hasta la fecha, no habían tenido más preocupaciones fuera de su mundo de juegos. En aquel momento su vida, algo dura pero feliz al fin y al cabo, aquella que compartían con familia y amigos, quedó dividida y rota por un suceso ajeno a ellos.
Y mientras veo esas imágenes, también vienen a mis ojos las de un muñeco tirado en el suelo, un muñeco que yace junto al cadáver de un niño, un niño que tan sólo había ido a ver unos fuegos artificiales… Súmale también las imágenes de los tanques callejeando por una bella ciudad en la que he estado y de la que he disfrutado.
Las imágenes no se corresponden en el tiempo (unas ocurrieron hace 80 años y las otras, por mucho que ello escape a mi comprensión, se enmarcan en la actualidad), pero ambas me despiertan sentimientos semejantes: rabia, dolor, incomprensión. El panorama político que flota a mi alrededor no me hace sentir mejor, más bien todo lo contrario: nuestros “líderes”, inmersos en discusiones generada por egos políticos que poco o nada tienen que ver con la cruda realidad que azota a diario a los ciudadanos de este mundo.
Como está de moda, ponemos textos bonitos en las redes sociales, la creatividad se desborda y salen fotos, pinturas, frases que hacen que nos invada un profundo sentimiento de tristeza. En las televisiones parece que exista una competencia para dar la noticia del primer político que publica un twitter y ponen énfasis en el que lo hace el último, pero ¿es esto lo que importa de verdad? Queremos con tanta fuerza hundir al político del turno que ya estamos buscando los motivos por el cual ha tardado tanto en escribir, ¿de verdad que esto es más importante que el muñeco que está al lado de un cadáver? No hay nada más importante que la vida, y lo que hay que tomar son medidas, no escribir twitter, medidas y para tomar medidas hay que estar unidos y no sacar partido de lo que otros hacen, porque mucho peor es lo que “Tu dejas de hacer”, que, en nuestro país, es mucho.
No nos escuchamos, cada vez lo tengo más claro, pero no en altos puestos, no, no, hasta en el más mínimo momento de nuestras vidas. Giramos en torno a nuestros egos, son más fuertes que el resto de las situaciones. Y así va el mundo, porque no es sólo un país, como el nuestro, que llevamos muchos años, muchos siglos, peleándonos por lo mismo, repetimos la historia una y otra vez, y seguimos sin aprender. No es solo mi país, es el resto de los países, donde los egos ganan ante la conciencia, ante la brutalidad, ante la falsedad. Porque muchos de nuestros problemas son por culpa de la doble apariencia, el doble rasero, la doblez en todos los estamentos.
Todos queremos ganar más dinero, pero queremos las cosas más baratas. No se reflexiona de que si algo es más barato, a alguien en alguna parte ganará menos dinero o explotarán a personas para abaratar costes. ¿Podemos escuchar también sus llantos?
Por último, me repugna oir como en mi propio país 5 hombres (por llamarles de alguna manera) han violado (presuntamente) a una chica en unas fiestas muy conocidas. ¿Pero qué está ocurriendo? ¿Quién se atreve a hacer estas cosas? Y seguro que habrán dicho que ella provocaba, porque más de uno, piensa que la forma de vestir de las mujeres es el problema y no les importaría incluso que tuvieran que llevar burka, todo para que sus mentes calenturientas y enfermas no tuvieran problema de dañar a una mujer por no saber superar sus instintos animales. ¿Qué es lo que nos diferencian de los animales? Me gustaría que me lo explicaran porque no creo que sea el raciocinio.
Sobre este tema podemos seguir dando vueltas y vueltas, pero es penoso lo que está pasando y yo creo que todo es por falta de oir a todos los que nos rodean. Estamos tan preocupados en demostrar a todo el mundo lo buenos que somos, lo inteligentes que somos, lo perfectos que somos, que perdemos la oportunidad de aprender, de seguir aprendiendo, pero de seguir aprendiendo escuchando a los demás.
Siento un gran dolor con todos los acontecimientos que han pasado en estos días, meses, e incluso años, pero tengo miedo de lo que nos queda por pasar si no conseguimos tener unos políticos de altura, unos compañeros inteligentes, unos seres humanos completos.
Mi más sincero cariño a esa imagen de la muñeca al lado de un bulto tapado con un plástico negro, pequeño bulto, que tenía toda una vida por disfrutar.
Y pido, que no tenga que vivir algo parecido a esto ni a ninguna guerra como nuestros padres, porque es lo único que no tiene arreglo.
Perdemos todos.
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