La avaricia del poder
Se acaba de publicar la lista de morosos de hacienda y como el año pasado, se me ha puesto los pelos como escarpias y un dolor exagerado en las tripas o boca de estomago, como se quiera decir.
Haciendo esta publicación, lo único que hace este departamento es decirnos que “Hacienda NO SOMOS TODOS” , pero no solo por la culpa de los defraudadores, sino por el mismo ministerio que lo permite. Y que conste que estoy hablando de los grandes defraudadores, los que cuentan su deuda por millones o miles.
Cualquier español, sea trabajador por cuenta ajena o propia, o cualquier pequeño/mediano empresario, está ligado a las inspecciones continuas de cualquier ministerio y organismo oficial, vigilando el correcto pago de los impuestos que sufrimos, bien sea hacienda, bien sea la seguridad social, etc., etc.
Además, con las nuevas tecnologías, están más conectados, atrévete a no pagar una multa por ejemplo, que rápidamente te localizan y te lo quitan de la cuenta corriente, de la nómina o te embargan el pequeño bien que dispongas.
Entonces ¿cómo es posible que estas personas deban millones y millones de euros? ¿Se piensa que al publicar una lista, la vergüenza hará que todo sea correcto? Pues señores, la vergüenza no sólo es del que ha defraudado, sino también del que lo ha permitido. Es decir, no somos todos iguales.
Ésta gente no lo hace por necesidad, puesto que no está luchando por unos centimillos, los hace por pura avaricia, porque ni siquiera gastando una millonada en toda su vida puede derrocharlo.
¡Qué razón tenía Quevedo! “Poderoso caballero es Don Dinero”
Muchos de estos personajes están tan enamorados del poder y el dinero, que estoy convencida, que son incapaces de disfrutarlo, pero allá ellos, por lo menos que estén en la cárcel una buena temporada y que devuelvan el dinero.