Indignada
La verdad que no sé si solo me pasa a mí, pero hay veces que empiezo ya el día en plan soviético, es decir, que estoy saturada y cansada de tantas tomaduras de pelo que nos hacen y nos dicen.
Desde hace unas semanas, las noticias sólo hacen que se nos revuelva el estómago, sin llegar a entender cómo se pueden cometer tantos despropósitos e injusticias. Llegas a pensar que algunos personajes han estado en otro mundo muy diferente al que estamos el resto de los humanos, pero lo más grave de todo, es que el resto de los humanos estamos pasando la peor situación vivida en años por culpa de ellos.
No solamente se han reído de nosotros, sino que además han despilfarrado todo lo que han podido y mucho más, hasta que los han trincado.
¿Qué valor moral puede tener una persona que, después de dejar en la calle y sin dinero a las personas timadas con la compra de acciones y las preferentes, se estaba gastando el dinero de empresa en safaris o en clubs de señoritas?
Mientras que ellos estaban disfrutando de todos los placeres que se les antojaran, pensaban la fórmula para quedarse con el dinero de todo el mundo, engañando en las cifras o los que ellos consideraban oportuno, sin importarles que las personas perdieran todos sus ahorros y/o sus viviendas.
¿Qué valor moral puede tener un político que es capaz de esconder dinero en los paraísos fiscales? ¿Quizás el problema es el desconocimiento? ¿Entonces cómo es capaz de gobernar y exigir al resto que lo haga?
Todo esto, encima, hay que acompañarlo de un “presuntamente”.
¿En qué país estamos que es normal que todos se lleven dinero por hacer favores?
La verdad es que no hay que subir muy arriba en la escala de status, todo el mundo conoce a alguna persona que trabaja en un hospital, ministerio, empresa, que aunque sea el ordenanza, a todos sus familiares, amigos, vecinos, etc., etc., les pasa por encima de los que han ido por la línea recta. Quizás va en la naturaleza humana, porque no quiero decir en la naturaleza del español, porque está visto que se ve en todas las nacionalidades de la península y fuera de ella.
Todo son tomaduras de pelo, pero lo gracioso es que con lo mal que lo están pasando las pequeñas y medianas empresas, los autónomos, los trabajadores, los jubilados, etc., resulta que los que tienen el poder de decidir y solucionar los problemas se ríen más todavía de nosotros, intentando tapar sus ignorancias e incapacidades con otros temas para que la gente acabe justo a donde ellos quieren dirigirnos, como si fuéramos borregos. Pero tengo que decir que no somos borregos, que tenemos pensamientos y que sufrimos. Estamos hartos de que nos engañen, siendo capaces de cambiar la historia, de mentir descaradamente, de saltarse las leyes según gustan o no gustan, de hacer todo tipo de tropelías que luego tenemos que aguantar el resto de las personas.
No entiendo a los que piensan que es más importante gastarse una millonada de euros en una cubierta de una plaza que asistir a los parados, a personas dependientes, a niños con hambre, etc. En Madrid se han gastado un dineral en cambiar los coches municipales (logotipos) y en cambiar todas las marquesinas de las paradas de autobús. Dirán que no va costar dinero porque se generarán beneficios con la publicidad, ¿acaso no hay cosas más importantes que hacer y que mirar en gastar que en éstas? Claro que, teniendo en cuenta que es una alcaldesa que no se votó, sino que sustituyó al anterior y encima quiere poner una placa al presidente de gobierno de la época de la dictadura y que voló por los aires, no es de extrañar que antes de marcharse saque todo lo que lleva dentro.
Podría dedicar su tiempo a aprender inglés y a tomarse un café donde quiera.
Pues nada, señores, sigan gastando el dinero tontamente mientras que el resto de los españoles lo estamos pasando mal no, lo siguiente, y también ¿para qué van a controlar los viajes o las dietas de los señores diputados y senadores? ¿Verdad que es una tontería? Es mejor que se sigan gastando el dinero, que nos sobra y España va bien, vamos mejorando, el paro va bajando, todos los enfermos tienen ayudas, los ancianos pueden encender la calefacción, los niños desayunan y comen en casa porque tienen de todo en sus hogares, las empresas contratan porque tienen ayudas… La verdad, no sé de qué nos quejamos.
Cuando lleguemos verdaderamente a este punto, si quieren, “señores”, gástense el dinero en lo que quieran, pero dejen a los españoles en paz y con las necesidades cubiertas; con un poquito de suerte se les lleva a Soto del Real o a cualquier otro “hotel” que sea digno de sus tropelías. Y como tendrán tiempo para aprender, con el dinero que le vamos a pagar todos los españoles, aprendan que Hacienda somos todos, que todos hacemos España y que estar en la vida pública es una vocación y no un concurso de chorizos y vampiros sacando toda la sangre posible a todo el mundo.
No hablen tanto, actúen. Hagan que podamos vivir.
Trabajen y trabajen por el bien de las personas. Y guarden ya de una vez esa mano que tiene en la espalda, boca arriba, pidiendo o exigiendo.
Por cierto, a todo esto le añado un “presuntamente”, por supuesto. Hoy me he levando soviética y harta de todos estos personajillos que hacen que tengamos vómitos día sí y día también. De los impresentables que le ponen zancadillas a nuestra vida mientras que ellos se limitan a vivir como dioses.
FOTO | La foto es una viñeta publicada en el diario Público, de Manel Fontdevila. Creo que ilustra perfectamente lo que todos hemos pensado alguna vez: “Pero, ¿se ríen de nosotros?”.